La Niñera de las Hijas del CEO: Arthur Zaens.
th
observé mi reflejo, notando las líneas de agotamiento que el estrés había dejado en mi rostro. Decidí darme una duch
un tono tranquilo, pero firm
como si quisiera decir algo más. Me miró directamente,
, lo admito. Hubo un tiempo en que consideré seducirla, llevarla a mi cama, pero luego lo pensé mejor. No podía permitirme involucrarme con los empleados. Sería una falta de respeto haci
me sequé con una toalla suave y me puse una ropa ligera. Hoy me tocaba ir a jugar golf, así que seleccioné un reloj de
ue Lucrecia, quien
Saludó inclinando l
, ¿y las niñ
la niña Layla ya la estoy pr
entrar
con rapidez, apartánd
a me miró con sus
ó con un tonito apenas aud
acerqué a mi otra hija, que dormía profundamente. Observé cómo su pecho
a misma hora. No quiero que una esté en el comedor a una hora y la otra después. Quie
. Son muy pequeñas –respondió
ionar mis decisiones. Recuerda, eres mi nana pero no la de ellas. Lo que quiero es
ré lo que sea necesar
tarse temprano. Recuerda que pronto empezarán el kínder, buscare
ndió Lucrecia, cl
a pequeña despierte –le ordené antes de sa
indiqué que se retiraran. Me quedé esperando unos minutos, observando cómo poco a poco mi desayuno era colocado sobre la mesa. Finalmente, los empleados de la cocina me sirvieron un banquete digno de
*
cipar en el juego de hoy. Sin embargo, tras insistencias y cortes
s, Arthur –
¿Qué tal?–respondí co
rado para la derrota? –me
ero soy yo quien te va a derrotar.
vino. Aunque no suelo beber en este tipo de reuniones, acepté una copa
dije, y asintió antes de
la pelota resonó y el golpe fue preciso. Sentí la tensión en el aire y supe que lo había hech
ano, nuevament
experto –respondió co
ugando, me quedé de pie, observando
bien, h
de una niñera para mis hijas y t
engo a la persona ideal, es muy inteligente. Incluso puede hace
, no me consigas otra que sea problemática. La última que
o no te preocupes. Esta chica es muy seria. No creo que se
lguien con probl
a es fuego, pero tú eres
s. Está bien, c
ro fue involucrada en un fraude del que era inocente. Le pusieron una trampa, y ahora no puede encontrar
sión. Apenas llegué, noté varias llamadas
o insistes en llamar?
o, dese
ónde estás
e– Mencionó con
garé. Pero dej
pero,
respondí fríamente
o hiciera pronto, eso ya era un tema que me tranquilizó. Me levanté y me dirigí a la ducha. El agua caliente ayudó a relajarme. Al terminar, me
os –le dije
e lo lle
ouse de S
on un interior impecable. Sentí el confort mientras el motor ronroneaba s
ravagante, como a mí me gustaba. Se acercó
con esa sonrisa jugueto
te –respondí
ás, me dio un
sta noche te haré olv
ue, al menos por un momento, podría dejar de lado todas mis preocupaciones. Stephani