UN HECHIZO DEL AMOR EN EL TIEMPO
informarles las normas que se iban a implementar a partir de entonces. Lo insólito fue el tono mesurado con el cual se dirigió a ellos; no los humilló, no se mof
a ciudad y que no se convertiría en su verdugo. De ese modo, nuevamente llegó a sorprender a propios y extraños con su conducta; dictaminando que la corte egregia iba a mantener la regencia de la
se quedaba en Turzania y la que se comercializaría con otros reinos, les aguardaban elevados impuestos en su haber. Los nuevos decretos de Malthus también abarcaban las expropiación de cabezas de
s Medos, UvarKshatra; para frenar su conquista de los territorios al norte de Uliria. Ante el inesperado convenio, los cortesanos aceptaron a sabiendas del precio tan alto que pagaban y del
ad e hizo un llamamiento público. Una vez que la plaza estuvo abarrotada, cometió el mayor acto de crueldad que atemorizó a todo aquel que dudó de su mandato y a su vez, puso a prueba la lea
imperio los forzaba y que si no lo hacían, probablemente toda la población iba a pagar su desobediencia. Fue así como la pasarela de ejecuciones inició espadas, sujetas por turzanos que mataron a sus propios hermanos en una verdadera carnicería sin sentido, ante la mirada
l apresó a los miembros del conclave de honor del imperio; a quienes ordenó asesinar allí mismo, en el gran foro de la ciudad frente a todas aquellas personas. Resultó que el conclave, por mucho tiempo había entorpecido la acción de los rclamar es fascinación por sus acciones. El rey Ulirio había conquistado Turzania sin desgastar a su ejército, sin arrastrar a su carente economía a una guerra costosísima, al tiempo que hizo la paz con los Medos; todas espléndidas maniobras dignas de admirar de un gran estratega, cuyo legado, al pasar los sigl
cito que resguardó la ciudad y los yacimientos de oro que, gracias a su enorme riqueza, Malthus no iba a permitir que nadie se la quitara. En los siguientes años, aquello repercutió en los fabinios, quienes vieron como sus enormes fortunas se redujeron a la mitad sin poder hacer nada. No solo tuvieron que lidiar con ello, entonces estaban oblig
omo sus puertos y sus barcos. También adoptaron el uso del nombre familiar, al igual que el de las monedas en sus transacciones comerciales. En poco tiempo, Uliria dio el vuelco que su rey había esperado y a lo largo de once años, gobernó a Turzania sin flagelarla. Y si bien fue verdad, privó
o que congregó a miles de personas, quienes sabían que nunca iba a existir otro gobernante como él, por lo que, en su honor, los reyes ulirios adoptaron su nombre como el nombre de familia. Para desgracia nuestra, y s