La Hermandad Del Arcangel
l gigantesco perro cuya misión en la vida e
que a Lardon le gustaba enc
de Francelys se tenRainelys de una forma desagradable. No se trataba de que envidiara la felicidad de Rainelys, ni de qu
in compromisos. Rainelys había dejado su arco y sus flechas (salvo cuando había una caza de emergencia), y había ocupado el despacho más importante en el Gremio. Su marido, uno de los rastreadores más letales, se dedicaba ahora a
que alzó la voz para hacerse oír por encima de los alegre
aterrizar en el tejado de la Torre. Sintió un vuelco en el corazón cuando extendió las alas para aminorar l
o de dos chocolates y frutas del bosque. Le dije que l
su marido debería haberle hecho gracia, pero Francelys era
io alguna pista de por qué
e Antonio solo
iente, cuando salió del taxi frente al magnífico
rme o se va a quedar ahí habl
es, se inclinó hacia delante y lo aplastó co
el tipo se transfo
za por delante? Francelys no le pregunt
una muerte horrible en las próximas horas. Tengo que
lancas del suelo del camino hasta un punto casi cegador. Cogió las gafas de sol del lugar donde se las había colgado (en el escote de la camisa) y se las puso con rapidez delante de los ojos, agotados y privados de sueño. Ahora que ya no
la Torre, pero había al menos otros diez escondidos o paseand
tica que pusieron de moda los agentes del FBI. Las gafas de sol oscuras y los discre
os llevaban en el mundo muchísimo tiempo. Si se sumaba su intenso aroma (siniestro, aunque no desagradable) al hecho de que estaban protegiendo la Torre del Arcángel, q
estalló
o más fácil. De ser cierto, lo único que tendría que hacer sería esperar a que salieran de casa. Pero no, la mayoría de los vampiros podían salir al ext
-murmuró entre dientes-. Eres una profe
minar hacia la entrada. Nadie le prestó demasiada atención, pero cuando por fin lleg
, hacia el mostr
incredulidad y luego se
omprobar mi i
sperá
ealidad una evolución adaptativa contra las habilidades de rastreo de los cazadores), la
gusto y sutil intimidación, se llevaba el primer premio. De pronto, Francelys se alegró mucho de haber sustituido sus acostumbrados pantalones vaqueros y su camise