Perversos Deseos: Poder y Lujuria
s introducía la llave en la cerradura. Cuando la puerta se abrió, el murmullo de una conversación se apoderó de él, señalan
te entre su agotamiento y la vivacidad de la escena le hizo sentir una punzada de incomodidad. Su madre f
estábamos
ellos, esforzánd
vendrían hoy. Si lo hubiera sab
un sorbo antes de responder:-Ya sabes lo impa
con un tono jovial, tomó la palabra: -Estábamos hablando sobre la b
sentada a su lado, so
or de Italia -dijo, con una sonrisa
presión crecie
er por hacer algo que podríamos inventar
y le preguntó suavemente:-¿Amor, te pasa al
cansado, Zoe. Las cuentas no dan. ¿De dónde vamos
on un tono maternal q
vez con la persona que ama. ¿P
asintió,
os muchos amigos que no podemos
de ternura y firmeza
a boda de ensueño y
en su garganta. Tratando de o
gundo trabajo para r
? -preguntó su su
ó sin titubear-. Trabajo tres veces a la semana y me pa
entó en el brazo del sofá ce
era lo hemos hecho público, podemos alargarla un poco
rofunda desazón. Mientras miraba a su alrededor, sus padres y los de Zoe continuaban discutiendo los detalles de la boda, ajenos
ltó un extenso suspiro, liberando la tensión acumulada durante la reunión. Zoe cerró la puerta detrás
an? Noté tu molestia y c
er su frustración, repl
e pasa, Zoe. No m
ca de una botella de agua. Zoe lo siguió, su expresión
eguntó, sentándose en uno de los tab
o del mármol bajo sus palmas. La frustración lo inu
¿por qué insistes en tener una boda q
o una. Quiero que se hable de mi boda por s
escuchando. Se volvió hacia ella, su voz cargada de exasper
ible. Zoe se levantó del taburete y se acer
tigo. He soñado con este día desde que
su tono-. Podemos tener una boda hermosa sin gastar una fortuna
razos, su mirada
iero que sea especial. Quiero recordar
e las manos, buscando un p
Pero necesitamos ser realistas. No podemos gastar l
os, las lágrimas bril
a en una pesadilla por el dinero, podemos hace
u tensión palpable aún. ¿
do lo posible por que te
utina, y solo el suave murmullo del ventilador rompía el silencio. Miró a Zoe, quien aún dormía plácidamente, su respi
a tiempo parcial invadían su mente. La paga era sorprendentemente buena, casi demasiado buena para ser verdad, y esa duda se había instalado en su cabeza como una nube
la cocina en tonos dorados. Era un contraste tan marcado con la inquietud de sus pensamientos que le hizo detenerse y respirar hondo. A menudo en
aban suavemente, sus pensamientos volvían al bar y a Arón Rossi, el dueño. La imagen de Arón, con su sonrisa burlona y actitud desinhibida, no dej
tina. Preparó tostadas y exprimió un par de naranjas, intentando concentrarse en la tarea en lugar de en las preocupaciones que lo asaltaban. Pensó en Zoe, en cómo ella ha
vio a Zoe en la entrada de la cocina, envuelta en su ba
osa por el sueño-. ¿Qué haces levantado tan
entando esconder
con el desayuno. ¿Por qué no te sienta
n beso en la mejilla ant
dolo con ternura-. Aunque me pre
de hombros, sirv
n la cabeza. Pero nada que
e cuánto tiempo podría mantener su secreto. Sabía que eventualmente tendría que contarle la verdad, pero