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Carga Congelada, Una Esposa Traicionada

Capítulo 6 

Palabras:1215    |    Actualizado en: 09/12/2025

ómago de Atlas. Su respiración se cortó, un sonido estrangulado escapando de su garganta. Sus rodill

... eso no es de ella. No puede ser. -Sacudió la ca

del opulento vestíbulo y hacia el aire gélido de la montaña. El estacionamiento del valet estaba acordonado con cinta amarilla de policía, luces azules y rojas dest

illa. Atlas se congeló, sus ojos fijos en la sábana blanca que cubría una forma pequeña y quieta. Su cora

o le quemaba los pulmones, pero no sentía nada más que un pavor escalofriante. Se detuvo junto a la

blorosa, luego la retiró, como si tuviera miedo de tocar-. N

r sonido honesto que había escuchado de él en años. Agarró el

oso. Mis ojos estaban cerrados, las largas pestañas abanicadas contra mis mejillas. Una mancha oscura, cruda contra la tela blanca de mi vestido sencillo, estropeaba mi estómago y la par

sus propios pies, cayendo pesadamente sobre el asfalto cubierto de nieve. Sus manos

en el silencio repentino del est

una extraña curiosidad llenándome. Me odiabas. Querías que me fuera. ¿Por qué estás l

con un horror teatral. Vio la camilla, vio mi forma quieta, y se l

orriendo a su lado-. ¡

mano, jalándola hacia un abrazo desesperado. Enterró s

e ha ido. -Se atragantó con sus pala

so cuando me he ido. Todavía solo quiere a Katia. Era una verdad que había cono

s cerca, sus rostros sombríos, sus susurros callados. Miraban la e

stación de policía local para ser interrogados. La habitación es

. Ella era mentalmente inestable, propensa a vagar. Debe haberse salido del auto,

ose por la imagen de mi cuerpo congelado. Asintió me

ar a la habitación, su rostro grave

o una pausa, su mirada fija en Atlas-. Parece que la Señora Fuentes murió de una hemorragia

con los ojos

mbarazada. -Miró a Katia, una sospecha

ió, sus ojos abri

ue tomara precauciones. ¡No podía estarlo!

urillo continuó

de embarazo. El aborto parece haber sido inducido químicamente, caus

añana. "Estos son anticonceptivos, Elisa", había dicho, con voz plana. "No te atrevas a embarazarte. No quiero m

de dolor, un dolor espiritual, lavándome. Pero Katia... Kat

a bolsa de plástico, esta contení

uos confirman que contenía un potente abortivo. Un medicamento r

la cabeza hacia Katia. Sus ojos, una vez vidriosos por

a, su rostro pali

! ¡Probablemente estaba tratando de incriminarme! -Apuntó un dedo tembloroso hacia mí, la yo invisible, lanzando a

¡Te amaba! ¡Solo quería que me miraras! Un nuevo recuerdo se abrió paso a la superficie. El hombre extraño del sótano. Sus manos frías. Katia, parada cerca, mi

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