El lazo de medianoche
las seis en punto, la luz del sol golpeaba el mármol, a las siete, los informes de mercado estab
a un nuevo punto focal: el ala d
l a las siete y cuarenta y cinco de la mañana. Su excusa era esperar un doc
mera sesión de fisioterapia de la mañana con Doña Ele
ero pulcra, su cabello oscuro recogido con la misma disciplina de su carácter. A diferencia de la noche anterior, hoy
-saludó con una leve inclinac
ve de lo habitual. Sintió una ligera punzad
de Doña Elena. Aarón observó cómo se movía, con una eficiencia silenciosa que contrastaba co
inó hacia el salón principal, donde Doña Elena solía tomar su desa
ña Elena bebía su té y Valeria leía en voz baja las noticias del día. No las noticias financieras que Aarón seg
nerando controversia por el precio base de la escultu
fuera mía, ni la pondría en subasta. Aarón,
como un extraño en su propia casa. S
mantienen al
ria-. No solo me ayuda con mis articulaciones, sino que me recuerda que
ia había logrado en dos meses lo que él, como hijo, no había l
ormal, intentando reestablecer la jerarquía-. Valeria, ¿puedes asegurarte de que
intió sin
mentos médicos y la coordinación del transporte es
aba margen para una conversación. Era un m
subyacente entre su hijo y su a
mponer su ritmo, ¿por qué no le cu
rando a Aarón con una reserv
licó Valeria-. Estaban en un dialecto poco común y contenían referencias a la
te. Este era el puente q
la? Mi abuela no solía hablar muc
ente, un destello de
Señor D'Angelo. Describía
a la historia detrás de la casa, Aarón. Se rumorea que la casa de campo original no estaba e
rio familiar como una forma de obligar a la interacción entre su
s activos de D'Angelo. Valeria, agradezco tu de
irme. Estaba marcando una línea: in
ó el mensaje
que principal es el bienestar y los re
n directa e incondicional de la matriarca. Si Aarón intentaba acercarse a ella, no solo estaría cruzando la línea
ente una empleada; era el pilar emocional de su madre. Atentar contra ella se
a latiendo bajo la superficie de su control. Ella representaba no so
oficina de Singapur. Que tengan un bue
encia constante y la barrera infranqueable de Valeria Montez. El silencio de su oficina, antes un refugio, ahora se