El Color de la Venganza
reconstruir su vida; todavía quedaban trozos fragmentados de aquel corazón que se rompió en mil
erar su triste pasado; aunque las profundas heridas que
a que enfrentarlo, ya que estaban de por medio sus dos niños, aquellos pequeños seres que fueron concebidos e
y enseguida tomó el ascensor. Apenas el elevador se abrió, salió con la alegría reflejada a flor de piel. Suspiró profundo al mirar la puerta del consultorio del doctor Serrano, entonces caminó sin prisa hasta el counter. De pr
n la mirada iluminada, m
sto caballero que conoció años atrás en una fiesta de la universidad, y que la cautivó apenas sus miradas se cruzar
ese hombre no quedaba nada, entonces la joven respiró profundo y haciendo un esfuerzo porque las piernas le temblaban caminó
-averiguó, sin dejar
voz enronquecida, entonces su entriste
en ondas por la espalda, sus preciosos ojos oscuros, lo observaban con desamor, y sus labios... Aquel hombre recordó el sabor de sus besos,
trataba de sonar natural, necesitaba mantener la calma
y noche con un solo propósito... Pedirte perdón -suplicó con la voz entr
recía algo insólito, que después de todo el daño que le había causado se presentara como si nada a pedirle
o, debes saber algo. -Lo miró a los ojos y prosiguió-. Tendría que estar loca para volver a caer en tus mentiras -afirmó, colocando sus manos en la cintura