Rindiéndome ante el Señor Rojas
e hacía 10 minutos, y estaba segura de que si me tar
e piedras volcánicas de mi cabeza, lo que me hacía sentir como una chiquilla ilusionada de 14 años. Era estúpido, pero me sentía atraída hacia un chico que acababa de c
, los chicos del equipo de futbol hacían su respecti
nte lo he visto como algo estúpido. Veintidós chicos corriendo para ganar la posesión de un pequeño baló
-preguntó Theo, sin apart
r -con
jamente, a la vez que apoyab
abl
ar -r
o lo que
r patearle el trasero a Dylan Jonhs
escuchar, Theo? -cuestio
ha dicho que ese idiota fue qu
veces me preguntaba si ese era un don que tenían todos los chicos, de simplemente aferrarse a lo que ellos creen que es lo correcto, sin importar de cuantas veces se les hable con la verdad. Just
s lo llamaba con mi dedo índice. Él se a
nteniendo las ganas de reír al ver
un condón? -indagó,
é mis pies, acomodándolos so
en uno de los baños -contesté casualmente
on fuerza sus rodillas, y sus ojos no dejaban de buscar el chiste en lo que yo había dicho. Odiaba qu
negando con la cabeza-. ¿Por
matarme de un susto -arguyó,
de saber que no
umpirme, levantando una man
la palabra sin
u atención a la cancha-. Aún no tienes permiso par
e a pedir per
é di
inocentemente, mientras él me veí
a de cigarros. Colocó uno en su boca y comenzó a darl
o, tarado? Si el rector te mi
caciones -dijo encog
un i
l no podrías vivir -s
e lo hizo el de Theo, ambos deslizamos los teléfonos fuera de nuestras bolsas y un
aba en el olvido. Solíamos apostar de todo: juegos de futbol, carreras de auto, la próxima conquista de Alex, peleas de boxeo... pero en fin, apostar muchas veces nos ayudab
do a las 11 cerca del mue
has veces las pare
on papá -amenazó con una media sonrisa. Puse los ojo
uriosos esta vez? -pregunté en voz baja, revisand
s estaban en pleno entrenamiento. Mi mirada se posó en Tr
a Trevor -dij
ra
ijo de Albert Einstein? -rio Connor, inclinánd
dades de que Connor meta otra pelota en el agujero-. Aunque confieso que no quiero seguir con eso,
del estudiante ejemplar. Consigue lo que el jefe t
suelo y pasé una mano por mi cabell
aquí, será de otra manera. Pero no
principio me había parecido una magnífica idea, así podría observar y estudiar a los niñatos y así acercarme al objetivo del jefe; pero cuando miré a Tessa sentada al fondo del salón, había logrado
sobre ella era cierto. Él tenía razón; Tessa es la chica más interesante que alguien podría conocer. Sus ropas holgadas, más su despreocupada
ón de Connor otra vez-. Es un hecho,
ado, colega? -pregunt
afé... y
akira? -rio, sac
n voz baja-. Y aho
rró su boca de golpe y luego soltó una sonora carcajada
ermano. Diste tu palabra de no ir al maldito café y fue lo pri
te, id
tá b
nno
e buen
ité, dando dos z
Sus ojos marrones solo tenían un destello de diversión, del cual estaba seguro no abandon
ar sin necesidad de actuar como un puto niñato -golpee la bola, esta golpeó una roja, mandándola directamente a uno de l
ra
sario salir de casa vistiendo algo abrigador, y que a la vez sirviera como camuflaje ante cualquier peligro; si los chicos de las luces rojas
ntara valores, no me estaría preparando para ir a apostar en una carrera clandestina, no trataba de buscar un culpable ante mis actos ilegales, pero esto había sido producto a crecer con tantos chicos,
co de libertad. No iba a fiestas, porque éstas estaban abarrotadas de chicos, y mis hermanos terminaban peleándose con cuanto muchacho tratara de hablarme. En el muelle también había chicos, per
lex tocando la puerta. Me l
dije cua
o apuestes más de 200 y si llegan los luces rojas, corre todo lo que
eces, que ya me las sé de mem
las una vez más -me son
descansaban dentro de los bolsillos de sus chaquetas ne
ecuados? -me preguntó Albert, alzand
la última navidad; no eran tan altos, solo eran 10 cm. Además, eran el único par d
iarlos -aclaré, te
ntó Alex, entrecerrando l
r de manzanas en sus manos-. Solo es para el via
-exclamó Allan, arrebatándo
o a Allan comer una de sus manzanas c
acaricié
, Theo. No te apures -
eso -me sonrió,
campeones -alargó Alex ca
trataba de sintonizar una buena emisora. Me sostuve con fuerza de uno de los asientos de a
inarás matándonos -Allan le dio una palmada en
rrer? -preguntó, viéndonos
estamos a
del oscuro callejón, hasta que las tenues luces del trozo de calle abandonada en que solían realizarse las carreras, comenzaron a presentarse frente a nuest
ercándose con los brazos abiert
isualizaron a Trevor; estaba sentado sobre el
petó Albert al moreno-. Mejor dinos,
y Trevor -señaló a c
dije, sacando el dinero y
tió, sonriendo. Me encogí de hombr
nte a su auto
aludé, utilizando la misma fra
star por mí, linda Tessa -contest
-dije, asinti
os -me señaló, antes de salt
o servía. La señal de salida era contar hasta cinco parpadeos del semáforo en el color amarillo. Observé el auto de Trevor, en cada carrera e
ro, ya había c
tido en un profundo silencio, esperando el i
ve
s se escuchaban a
vec
sto antes de que las sirenas de las patrullas s
gritó Alex, jalán
s que nos detuviéramos por estar en propiedad privada. Eché un vistazo sobre mi hombro mientras corría tras mis hermanos, el au
dor en su búsqueda. Pero al no verlos, el mied
, pero no obtuve respuesta. Así
acia el oscu
el aire; justo ahora me estaba odiando por no haber escuchado a Albert cuando hizo el comenta
os tac
ue las patrullas se fueran. Pero de pronto, esa seguridad se había esfumado cua