El secreto de su voz
las noches y esperaba a que ellas salieran del baño y se vistieran en
llas para mí, fue
iste, ¿verdad?... Solo le tomabas fot
ara y cerré los ojos de la i
que hacía. Aunque mis compañeros lo disfrutab
elaba, y al día siguiente se las l
algún día m
podías hacerlo, Sebastián?››, la simple id
o pedía que esa pesadilla acabara. Estaba destr
odo el día. Al fin te encontré en la cabaña, te dije que t
lo hiciera de favor. Le pregunte el por qué y me dijo que era solo un juego, de c
ía siguiente busqué en todas las fotos y no te encon
arme, miré mi cama y caí en ella sin protestar. Al
r abrazarte de ese modo. Un
ágina fue enviada a todos en la secundaria, pero eran dos chicas por día. Ahí f
a cual veía chicas llo
caron de la secundaria, algunas tuvieron problemas p
mi vida. En donde destrocé
a ser vista por los pr
itado tanto dolor! ¡Tenías el poder pa
me criticaban en ese momento me daban lástima, ver cómo sus vidas estaban dependiendo de
o ser capaz
e tú es-tuvieras bien. Nunca entendiste por qué todas las
é las l
stado atención, esa e
un poco el
engas a saber. Nita yo no era e
en la lista... y la chica q
ndaria durante años... pero,
uedé
te preguntaba si sabías quién era la
e recibía constantemente. ‹‹Tú ocultaste eso para
momento. Pero aun así te dije
luego
a de calmar todo eso que sentía. Mi cuerpo estaba temblando y las lágrimas no cesaban. Dolía,
n unas
as seis de la tarde. El cielo estaba oscureciendo y me dirigí hacia el auto. Introduje la llave y esa vez sí encendió.
pregunta rondaba en mi cabeza, algo
a, luego iría a casa. Mi tel
celular en la oreja izquierda y lo aguanté
á hecha un desastre y hay sangre
angre en el piso fue que ayer me corté la mano -dije sin más nada que ag
cía mucho tiempo no escuchaba
stoy manejando. No me esperes despierta. -Me importó muy
lie F
gregar, simplement
a mi madre discutir. Encendí la radio del auto y sonaba mi canción favorita
.
special. Yo me reí de lo loco que se puso ese día. Comenzó a cantarme esa canción y me entregó una rosa de papel que ha
.
mo Sebastián comenzaba a confesarme cosas (y yo creyendo que era perfecto), en c
er el pueblo completo y sentirme un poco mejor des
is brazos alrededor del volante y asenté mi cabeza en él. Sent
yos eres, Se
el vo
Ese era el único lugar donde me sentía bien. ¿Por qué nadie me dijo que
confundida. Encendí el auto y r
s. Las luces de las habitaciones se encontraban encendidas y el silencio se hacía presente. Antes de llegar me
de la mía, después sus padres decidieron
na. Pasé y mamá se encontraba en la sala, sentada con la laptop en las piernas. Volteó hacia la puerta y me vio. Intentó hablarme, yo desvié
.
arma
año, me desvestí y entré a la ducha. El agua estaba muy fría y dejaba que cayera sobre mi rostro. Cerré mis ojos. Las palabras de Sebastián pasaban por mi mente una y otra vez.
n jean, una camiseta cómoda y un suéter. Estábamos en época de frío
, lo introduje en uno de mis bolsillos
ncipal leyendo el periódico y mamá estaba tomándose una taza de café. Agarré una
sayuno -expresó papá. Bajó el p
iones a mis padres sobre lo que hacía, ¿por qué debía iniciar en ese mom
y olvidar lo que sucedió durante el fin de semana. La escuela solo quedaba a unas calles de mi casa y nunca había tomado el aut
no había anomalías y aún más desde que Sebast
Me encantaría poder secar tus lágrimas como antes, pero no pued
Seba
olver a ver mi morral miré a Tatiana Martin besándose con el novio de Lisa, su mejor amiga. Ella abrió los ojos y me vio, le pidió a él que parara. Pero él no quería, la volvió a abrazar y a besar,
Martin con Andrés Cruz y me pregun
a la e
a puerta y cuando yo pasé, me m
estar acostum
í a mi c
de lo que ya era. Me planté frente a mi casillero res-piré profundo y comencé a colocar la clave. Volteé a ver la entrada al pasillo, después de unos segundo
s callada-advirtió mirán
gresé la mirada hacia mi casillero y lo abrí. De él cayó un pequeño
guel López no f
. No sabía qué era todo eso. ¿Acaso era un juego estúpido? El
la en el tercer asiento. Miré a los demás con sus mejores sonrisas fingidas, Lisa me miró unos segundos y luego soltó una carcajada sin sentido. Agaché la mi
la esperanza de que Sebast
rta con un papel en las mano
en?-preguntó el profesor
omía y me dijeron que comenzaría
asiento vacío, al lado de la señorita F
ó. Era un joven apuesto, con ojos color miel y una sonrisa algo tímida. No se presentó al resto del grupo. Sim
lases de contabilidad. También tenía que mirarlo en mi último año, con economía avanzada; durante la clase no entendí ni la primera palabra que decía el profesor, solo sé que hablaba d
er mi cuaderno, para ser la última en salir y no tener que soportar
us apuntes de la materia -inform
re-. En mi hoja dice que tú eres la mejor en la cla
o, si supiera que hace mucho que no prestaba tanta atención a esa clase
at Miller -se presentó mien
ero sabes Miller, en todo lo referente a las clases te ayudaré, sin embargo, no estoy de buenos ánimos para dart
ado por un momento me hizo odiarlo, tal vez porque había ocupado el puesto de Sebastián o p
viajara hasta lo que decía el so
? Si todos leímos el informe del periódico, los avisos de la policía y la
lular. Otr
mejor aún, ¿por accidente cayó de un precipicio de cientos
Calle 6, mi nueva,
ba del todo clara. Había cabos sueltos e incoherencias. Tendría que haber estado borracho o
No, seguramente era una broma, como a la que acostumbraba Sebastiá
la secundaria de Belisa
en respuestas exactas y más clara
ré el celular y lo m
eden ser esas
edor, había muc
ía ir de alumno en alumno y preguntar››. Negué c
la mano en mi bolsillo s
sonas están metidas en
. Lindo su