Save
o tan relajante que la hacía sentir cada vez má
ndola de golpe. – Save debes ver
sta. -Nos hacen falta camelias madre, voy por ellas -dijo levan
que hacer cientos de cadenas de flores por días para recibir la primavera. Se deslizó por los arbustos para luego tomar el camino de césped que llevaba hasta el Ed
rededor de la gran roca decorada con telares de lianas y moho; y en el centro de todo un flagrante árbol, de tronco dorado que se erguía en forma curva desde la raíz y luego se enderezaba hasta llegar al follaje. Aquel lugar era el favorito de Save, porque ahí se había desarrollado su leyenda favorita
ra el visitante. La sorpresa en su cara fue notoria cuando pudo ver quien era el intruso. Entre las flores pudo ver a un extraño ser: de piel blanca, cabello cobre y ojos esmeraldas; no parecía ser habitante del cielo, tampoco un ángel y
sus ojos. Save miraba maravillada aquel hermoso espectáculo, ciertamente aquella criatura era hermosa. Acercó lentamente su mano hasta la cara del extraño y la tocó suavemente con la yema de sus dedos, la piel de la criatura era suave y delicada
extraño, sin embargo, ella seguía escondida entre las hojas del gran árbol, una mezcla de emociones la invadía; no entendía por qu