Deseo Tenerte Entre Mis Brazos
sionalmente, una brisa levantaba la cortina de color púrpura claro. La mujer sobre la delicada piel de la cama
staba a punto de sentarse, un dolor agudo vino de la parte inferior de su cuerpo. No fue
la habitación pero no lo encontró. Entonce
a. Ella no tenía ninguna impresión de esta foto en absoluto. Debe ser tomado en secreto por él en el pasado. Ella no esperaba que él hiciera tal co
rie
ue una mujer de mediana edad salió con gach
o de que tuvieras hambre cuando despertaras ". Jena miró a Rebecca con una gran sonrisa, pensando que el Sr. Edmund, qu
con Jena, porque era muy amable, por lo que Rebecca sonr
ió el teléfono fijo de su casa y llamó al Sr. El número de Edmund
con elegancia. De todos modos, ella no haría una huelga de hambre como antes. Ese movimiento fue dem
ió cuidadosamente una grieta y se asomó, solo para ver a dos hombres de negro mirándola sin expresión. Como si hubiera dado un p
ta estaba vigilada. ¿Cómo podía ella salir? Ella no podía sentarse y esperar. Randy fue ence
o ahora? Estaba tan feliz que se palmeó la frente y caminó hacia la ventana. La ventana la abrió inesperadamente. Estiró su cuerpo y miró hacia afuera. Solo había dos pisos. Hab
descubrió que probablemente era lo suficientemente larga. Luego ató un extremo de la cuerda
eguían temblando. Cuando accidentalmente vio el suelo por el rabillo del ojo, inclu
preocupación en su corazón. Ella apretó los dientes y levantó la vista. Encontró que las dos ventanas
pasó la puerta y fue al césped al otro lado. Con la mano en la frente, levantó la vis
on de este movimiento. Había tantas ventanas que solo se abrió esta cortina. Y Edmund no es
speso. Estaba asustada y rápidamente miró a su alrededor. Si otros
mitad de su cabeza para verificar la situación. Ella no vio a nadie en el pat
cer, estaba asustada. El hombre con una sonrisa burlona apareció de repente junto a la ventana, disfrut
con una sonrisa, pero la frialdad, como un pitón de hielo cond
a. ¿No salió él? ¿Por qué estaba en esta habitación ahora?
ó sobre los ojos de Edmund. Su conejito era muy desobediente. En este momen
ó corriendo. Si la atrapaba, su vida serí
n. Lentamente se dio la vuelta y lo miró. Inesperadamente,
pies fríos. Inesperadamente, Edmund saltó de la ventana y cayó d
a recuperó el sentido, gritó y corri
ieron al hombre tendido en el suelo, Jena estaba a punto de desmayarse. Afortuna