El pimpollo
pertar de madurez. y no precisamente hacia ese muchacho. Sino en mi vida
da pase de manera tan rápi
ea de la que no pu
zón, escribiendolo en un diario Ãntimo. Un
tÃa como si todo lo que el hiciera,
on sus padres
co, era la excusa para hechar de
ue endulzand
serÃa para
or que fastidie todo el tiempo,en algún mo
s tan dulces actitudes,
no volvÃ
s en nuestra casa. Mi madre ya no vol
mi mamá y mis hermanos a visita
su turno de saludarnos. Se acerco a mis hermanos y los saludo naturalmente. Pero cuando se acer
aba. Asique comprendà por qué me saludo
la última ve
vez que sent
que fantasie con r
dre tomo una postura
llamarla decepción, enojo, celo
cta porque tal vez sintió todo, o