CRUCE DE CAMINOS, EL COMIENZO vol.1
n remolinos bajo el Puente de los Locos (ignoro el porqué de ese singular nombre, aunque casi puedo imaginármelo). Alzándome con cierta dificultad sobre el lado izquierdo del puente y vencien
subía desde los pies a la cabeza un golpe de angustia. Me martilleó la cabeza un instante y entonces fue cuando decidí que tenía que sal
gua y de la grasa que algunos automóviles habían ido dejando encima de la abollada superficie de alquitrán. En el instante de subirme a la firme balaustrada, con remates de hierro forjado que empezaba a tener un inicio de herrumbre en algunas zonas, no circulaba ni
siquiera el repentino contacto con el gélido líquido me hizo reaccionar, debido a que por mis venas corría un revoltoso río de ginebra... ni una gota de sangre. Fue como chocar contra una superficie de cristal, que al contacto con mi pesado cuerpo se hiciese mil pedaz
e yo, porque el ruido que provocó fue mayor que el mío. Sólo a aquella mujer se le ocurrió seguirme en la caída, quizá atraída por el hecho de acabar el día haciendo una obra de caridad: ¡salvar del furor de lo
cosa que a mí no me ocurrió, ya que apenas si recordaba en dónde me encontraba... Me debatí en un intento de escabullirme de sus poderosos brazos, que anhelaban mantenerme a f
un muro que me impedía continuar y no podía saltarlo, estaba harto de obstáculos y de luchas diarias para nada. No tenía fuerzas para reafirmarme y salir a flote en este
a. Esa decisión me correspondía a mí, era mi eutanasia. Nadie me la podía quitar, ni atarme a una vida que yo no deseaba
icios de vida por los alrededores... bueno, a pesar de todo esto, aquella mujerona, a imagen y semejanza de un Sansón de celuloide, sin yo recordar cómo, logró sacarme y arrastrarme hacia una de las orillas, hacia la de la vida. Claro está que luché por levantarme y volver al agua para aca
i no los conociera. Según él, se me acusa de embriaguez; de agredir a una mujer en vía pública, la cual había arriesgado su vida por salvar la mía, y de frustrado y reiterado intento de suicidio. Una vez