El infierno de Robert Cameron
ando unos alegres pasos de baile. Se sentía eufórica. Por fin había encontrado el valor de confe
débiles y pensaba cambiar el mundo por uno justo y sin desigualdades. En sus ojos azules
ente valor para informar a su padre sobre su relación. Más de una vez, Scott se había preocupado por la reacci
o y salió apresurada en dirección hacia la habitación de su madre. Victoria Clark se deleitaba
saldré a comprar -mintió, sin
iempo que posaba sobre ella una mirada reprobatoria-. Ya de por sí tu piel no es todo lo
. Tengo varios vestidos descosidos, últimamente no encargamos nada nuevo -se qu
ue estés de vuelta, tu hermana ha pasado mala noche y ne
tico, ni encontrar cura a sus males. Estaba impaciente por compartir con Scott las novedades pero antes se detuvo para ver a su hermana. La ayudó a vestirse y peinarse y la conve
bió sonriente y le entregó un tallo ondulado, que se mecía bajo una multitud de florecillas blancas salpicadas de manchas violetas que
único. ¡Me encan
el patio trasero del cuartel hay un cerezo. Esta misma mañana, al pasar por d
el gesto, pero su voz se quedó atrapada por la emoción d
aje, alzó la vista hacia él. Se quedó sin habla un buen rato, perdida en las lagunas azules que ha
n el día que podamos vernos sin necesidad de escondernos.Quiero tomar tu mano sin temos que alguien nos vea. Deseo pasear por
do! -reveló Madisson con una amplia sonrisa de felicidad en los
cott brillaro
carezco d
abe. Nunca ment
de desconfianza comenzó a borrarse del rostro d
us dedos acariciaban un largo mechón que ondeaba sobre su espalda. Madisson disfrutó de aquella placentera sensación llevándose la impresión de ver pasar por delante de sus ojos una lluvia de es
, el deseo que vio reflejado en su mirada, la sacudi
elicidad inu
causa de la emoción y el sof
o a ti» ya que era impensable que alguna vez amase a otro hombre. La predicción de la madame Neen se cruzó por su mente. La desechó despreocupada. Su padre tenía