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En la boca del lobo.

Capítulo 4 Lobo4

Palabras:1513    |    Actualizado en: 01/12/2021

haces

gritando e

el. Unas míseras horas a su lado

a hecho suya de una manera inh

una fuerza de otro planeta. Me

.. Que me esta

pedí bajito, dándome la vuelta, dejando mi cue

, y cuando abrió sus manos y las colocó a los

resa que esté a la altura del cazador que eres. Me h

almado, pero res

o, sentía que podía escu

Melody! - ¡

luntad de resistirme a tí, no voy ni siquiera a comp

s ojos, inclinado hacia mí sin importar

os que aún estaban húmedas por el agua del grifo, se sentían má

rte es mi penitencia. Quédate, oblígame a pagarla - sus ojos se cerraron de nuevo y mi mano subió de su pecho

abios, pero no podía. No podía besarlo. Me perdería

vez

alabras, me incliné, pasé mi cuerpo por debajo de

acía fácil el acceso a mi boca y la entrada a mi piel. Si una sol

i me dejaba tocar por e

che, no pu

mación sobre su camino al éxito, pero, dadas las ci

rgo, no me s

us ojos, lo sardónico a la par que

istirme a él. Que me comportaría como una profesional y aguantaría el tipo, hasta el

mañana cuando reci

de proyectar otra imag

caza. Esa simple frase me movió l

un hombre que había visto so

vuelvas, porque

sin respuesta

mis piernas con otro en medio, para calmar, o intentar c

que se imp

star pasando mensajes a una chica

ía, más allá

o era. Un

como algo deseable q

puedes entender por qué, y yo no puedo decírtelo, pero c

ios b

. Me encantaban sus palabras, pero me aterraba

mi am

escrito, pero su respuesta me llegó tan rápido, que ni yo tuve tiempo de

ra más que eso

al. Con un solo novio de dos meses en toda mi vida, no

más, un algo más, que

Ríndet

nte mensaje q

en el tema laboral que nos unía. Pero de pronto, c

o también hubiese

ar con él a diario y que no pasara nada. Era

hablaba no era algo que me habí

tra persona para mi trabajo de curso y él seguirí

s Marc

que dije com

ronto Cap

u desconcertan

hasta pronto, era un claro indici

ondí na

no se pone en la po

seguiría con mi vida, al

a muerta de sueño,

to día que me lev

de lanzarla por la ventana, pero la cristalería de la mism

sa de raya diplomática antes de subirme a unos tacones azules, pasar muy poco maquillaj

rta de mi habitación, extrañada de no encontrarme a mi Golden acostado

r y algún que otro ladri

os las cosas de la universidad en mi bolso, siento

or las escalera

é y lanzando el juguete

mi madre y enamorando a mi golden con

en un vestido que no se cómo la dejaba respirar y unos tacones que p

pondí cuando me

de el. Así como la suya no sa

inar que el único saludo que Marcelo quería darme, incluía a

una pierna cruzada a la altura de la rodilla, las mías casi se escuchaban te

Santorini- dije, por

de mi padre, yo le ofrecía mi mano

contra su cuerpo, dejando un beso en mi mejilla, del lado que m

ías... Cap

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