Un heredero de sangre
ir nueve meses, pero eso a ella no le importaba, lo único que anhelaba, era conocer el rostro de su pequeño bebé,
pasado, ese pasado que dolió en su momento, sin embargo ahora, ahora la
ueño, no tendría papá, una solitaria lágrimas rodó
amarla sobre todas las cosas y llevarla el altar. No obstante, el hombre desapareció, un día después d
or, no saber nada de él, la mató por dentro, su único Co
e escaparon de su ojos claros. Al escuchar la puerta abrirse, escuchó l
¿otra vez es
bre la cama, para luego inclinarse frente a ella. Con sutileza, limpió e
me barriga no la dejó. __No te levantes cariño. Solicito Piedad, al ti
s encerrada en la oscura habitaci
contraba una mujer y su esposo de edad media
ara en el plato, aquel sonido, estaba colmando la paciencia de Gisel
ra, tenían discusiones como toda pareja, las de ellos increme
uviera embarazada y sin haberse casado. Aquella situación, af
temprana edad, sacó el monstruo
SHB
s mareos de su hija, son
i si quiera sale de casa, más para ir a la iglesia, te vuelvo
erle una prueba, yo nomás le digo para que no pase la ver
ujer, Gisela se dirigió a la farmac
era, abofeteó a su hija, mientras le exigía, que le diga el nombre, de quien la embarazó. No obstante, lo joven se negó, puesto que
ón más oscura de la mansión, y su padre, estuvo de
E FLA
dor sin despedirse de su esposa, antes de que sucediera lo de Erika, la relación entre ellos no
lla mansión se encontraba su adorada hija, aunque le dolía verla ahí, no podía hacer nada para ayu
nana Piedad se deleitaba viendo su hermoso rostro, Erika era la niña de sus ojos, la hija que nun
a se tornó pálido. __Nana ayúdame. Grito
an incrementando, cada cinc
edad y corrió escaleras abaj
ra de que nazca e
ron los pelos, puso los ojos en
el día, de que
ese entonces el agua de fuente ya se había roto, los gri
Gisela __ ¿oh quieres que to
ico la adolescente, an
parto, dentro de unas horas, él bebe nació, dejand
tos verdes y la piel suave como la seda. S
o, para ver si cambiaba de opinión y optaba por quedárselo, no obstante, la mu
lo que tien
, exclamó Piedad
no qui
uiso gritar, porqué no le parecía justo apartarla de su hijo, sin embargo no tuvo otra opción. Divagaba en lejanos
ra marcharte junto
, mientras manejaba lloraba sin parar, llegó hasta la ciudad y se parqueo frente a un orfanato, tomo la canasta donde se encontraba el be
a rota en mil pedazos regresó a la mansión, no sabía como iba hacer cuando Erika despert
Erika mientras se paraba de la cam
erto, acabamos de e
ché llorar, no te creo, eres cruel y des
inas!, debes agradecer que se murió –
dre por decir la muerta de su bebé, al darse cuenta que su madre no le iba
a, nana
su garganta Piedad subió al llamado de su niña
omó las manos de su nana y le suplicó que le traiga a su hijo. Tragando grueso y evitando llorar Piedad asintió que
e Erika se dejó caer, arrodillada fren
nis, tú no pu
ió las ganas que le producía llorar y gritar que aquel niño estaba vivo, Unas cuantas lágrimas
ió su estómago revolverse y a la vez sintió ga
luego al fijarse en su hija y el bochorno que estaba h
cama o te desangraras - agarró a su hi
e más da si muero! -
una mocos
iero que me vuelvas a tocar - gritó con fuerzas haci
en una oscura habitación donde solo entraba su nana y nadie más, quería tapar la vergüenza que según ella producía Erika con su embarazo. Ante la mirada penetrante de su hija Gisela sintió escal
ika quién lloraba
de la mujer se arrugó, se sentía la mujer más despr
or Erika y la recostó sobre la cama, luego se dirigió a la puerta
hijo murió ___ no le digas nada a mi madre, ella me odia desde el día que
eras, exclamó con angustia Piedad, jamás