Llegaste a mi vida
anto tiempo extra solo cuando era necesario, asi que supo los horarios de Albert el se iba a las 9 y llegaba a las 6, a si que ella salía a las 8 y regresaba a las 5 había acordado eso
para humillarla y ofenderla, pero ella ya no le impor
a muy ruidosa, gritaba y gemía como si la estuvieran matando, por más que Fátima tapo sus oídos o dejaba de escucharlos, su corazón se rompía a cada momento, ella a un amaba al hombre, pero el ni siquiera le dio la oportu
ña, mañana to
ntió y cer
illo, miro la puerta de la habitación de Fátima entre abierta pensando que la encontraría en un mar
encontró un espejo del mismo diseño que los cepillos, también había unos pocos libros, una foto de lo que parecía ser su familia estaba ella junto a una pareja. Los tr
hacia su habitación y se acostó al
pensando en donde había
pecable el lugar. Salió de la cocina con un pequeño mandil, traia un shorts amarillo, y una blusa de tirantes así como su
onia la mi
u traem
erd
orda, trá
sted puede..." No termino cuando una en
enzó a hinchar, Antonia
ra dos cabezas, está mujer s
os le regreso la bofetada, justo en ese
o que está
y también la golpeó, le dio una fuerte bofetada
e quedó atontado cuando miró la cara hinchada
le dis
a se notaba la decepcion qu
qué el
rodil
lbert la aventó para q
scul
orgullosa mir
. Lo
abeza mientras la
ta salió de la cocina y la levantó, las l
ña vamos a
afolio y regreso después de q
erta de su habitació
a, eres lo ún
pastillas con esto se te quitar
e quite el d
todo sera mejor, recuerda no hay mal qu
se acostó y tr
habitación tomo su
el ya no
ert llegó a la casa, ese día Ág
l cerro la puerta, Fátima bajo la cabeza
yudame a ir a
atos, el saco aflojó su corbata cuando el ayudo a quitarse la camisa Fátima se ag
jer y la beso, su beso
más la penetró, Fátima grito tan fuerte, Albert se dio cuenta de que la mujer era virgen, era su primera vez y el no había tenido cuidado, un hilo de sangre corría entre los dos, Albert c
ía la puso en varias posiciones, no le importaba a si Fátima gozab
su espalda con fuerza, estaba enojado, se sentía tam
mujer a la cual había tomado por la fuerza, vio su cuerpo, las mordidas que le había hecho sus pechos hinchados por lo maltratados que estaban, s
árg
ía formar una frase su voz e
era como una muñeca de trapo, no hacia ya ningún ruido, se dejaba arrastrar, cuand
ada, era una mujer sin vida, sin iluciones ni deseo