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Dí que eres mía

Capítulo 2 Solicitud denegada

Palabras:1697    |    Actualizado en: 20/01/2022

ado por razones como esas, pero ella era distinta, sabía que con el trabajo y las horas que estaría cubriendo tendría una cuota grande para sus ahorros, por lo que se sentía bastant

ra que no tenía que encontr

mo en esos días, se sentía mucho más emocionada que de costumbre. Le hubiera gustado decir que se trataba de su devoción por lo que hacía, pero era mucho más por el silencio

a, caminó con una sonrisa saludando a los pocos rostros que quedaban allí

s aquí- dijo su jefa acercán

ficina de Bianca Harman y ella se sentó en la silla que la mujer l

ió su jefa con una mueca -tengo que informarte lo má

e te refieres- comen

trabajadores que se quedan aquí en estos días- le explicó la mujer -y se vieron realmente preoc

ila con una mueca -siempre he preferido quedarme

n bien como yo que por ley, todos los trabajador

cepto la compensación monetaria-

e has estado sin vacaciones incluso aunque haya un contrato de por medio. Al parecer es demasiado arriesgado para la empr

fuerza -¿por qué lo haría? Acabo

ficiente para ellos- afirmó su jefa

dida -¿cómo que de vacaciones? ¿Me van a e

sonrisa -puedes simplemente quedarte en tu departamento si es

uió ella sintiendo la resignación -¿por cuá

s años, que serían...- explicó Bianca revisando una carpeta en su escrito

ías que había acumulado, no sabía lo que haría en todo ese

aprovecha el tiempo para hacer algo que te guste, usa algo de esos ahorros y ve a la playa. De hecho, como un incentivo y pa

isa antes de levantarse -si eso es todo, su

que regreses en buenos términos a ocupar tu puesto. No puedo creer que no

sitó ella antes de al

tuviera que gustarle. En el estacionamiento se subió a su auto y condujo por las calles sin saber a dónde ir, se detuvo en un café que llamó su atención para desayunar allí. C

mbuló por el departamento hasta que terminó tumbada en la sala viendo un programa cualquiera. Las horas pasaron con una lentitud agobiante y pensó en llamar a su

ndo vio en su mano el pequeño vibrador rosa que tanto le había costado comprar debido a la vergüenza de esa noche, justo en ese momento no se arrepentía ni un poco. J

y ella iba excitándose, el aire se iba de sus pulmones hasta que sintió la necesidad de encender el pequeño vibrador. Su cabeza se llenaba de fantasías decadentes que la hicieron pensar en la cantidad de tiempo que

nto se iba al igual que su excitación, guar

que no puedo molestarte mucho, así que te digo que solo llamaba para decirte

mente al sentirse desnuda hablando con su madre.

nuales?- Preguntó e

odo- afirmó su madre -te invitaríamos, pero sé qu

s sucesos del día a su madre

enla bien y disf

mentó su madre -nos

jando y lo muy excitada que había estado. Tal vez todo el mundo tenía razón y necesitaba un momento para ella, unos días en los que pudiera re

enzó a buscar lugares, hoteles y descuentos vacacionales, esperaba que Bianca hubiera dicho la verdad sobre la compañía pagando su estadía en el hotel porque había

ella sonrió sabiendo que la empresa debía estar desesperada porque iba a quedarse al menos un mes en aquel lugar, eso era demasiado dinero, pero no iba a decir una sol

na semana estaría en un lugar soleado e increíble, disfrutaría de tragos en la playa y solo se ocuparía de sentir la brisa

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