La prisionera del Alfa
ar el encuentro con aquel hombre. No pod
i seguía detrás de ella, pe
e que aún sentía esa extrañ
para esconderse un rato y pensar en su siguiente paso, vi
conderse ahí dura
más para asegurarse de
de adaptarse al espacio
aba dentro de una pequeña biblioteca, ll
urmuró para sí misma, tratan
erza y no parecía quere
lado de la puerta y su loba
de que no podía vincularse con su pareja, Violeta ten
jaba que esa parte de ella apareciera así
fuertes, se puso detrás de una de las
esvaneciera, Violeta recordó el momento en el
ja, pero podía tener una idea superficial por
abía decidido dar un paseo por el palacio y escuchó
e Violeta sintiera aún más curiosidad por saber
y formemos una familia si no podemos establecer un vínculo c
al mismo tiempo, pero la otr
casaremos con quien ellos digan que es mejor para nosotras. Ellos
lo que eso significaba, y a medida que c
reglas de la Manada Diamante. Sólo tenía que ob
as parejas que les habían elegido. Tenían mucho para comer, siempre t
jar que ese hombre
e con él. No podría estar con él en toda
mitirse conocerlo si
ente sólo la
taba fuera se había ido, un clic
a per
le estalla de
a, sorprendentemente, su cuerpo comenzó a
a voz grave y varonil que llegaba de uno de sus
a como un
a, cautivadora
siera hacer fuera escuch
entro de la habitación, era como si
medida que se acercaba, podía exam
su sonrisa era provocadora, pero sus ojos difundían una onda de calm
s por dentro, pero era como si un yo muy a
podía deja
es? -pregun
penetrantes, y por un segundo
ría habla
decir. Entonces, ¿p
r, parece que te estoy haciendo algo
túpida escena. Estaba actuando como u
on sus pensamientos, que no podía
quería decir, es que
, desconcertado y cu
or
haciendo que Violeta retrocedie
apada-. Sé quién eres... ¡Y te he dicho que te alej
ce
rca para su
on una sonrisa burlona, al
Seguramente estás sintiendo lo
misma, por no ser capaz de s
rnas no respondí
no se estaba a
Estoy muy sorprendido en realida
e en absoluto? -pregun
pareja. Estamos destinados a encontrarnos el uno al otro
que los músculos de Vi
ueltas y no podía p
el hombre dio otro paso ade
r completo y la otra mano se apoyaba en
leta, pero sus ojos no dejab
oqueaba la línea de razonami
anas de besarl
-preguntó. Sus labios se movieron y eso
s oj
egundo y se sumergió dentro de esos glo
e era un
a le estaba jugan
, por favor
ué? -preguntó
de explicarse Violeta, pero su falta de
ido para ella. Él no sabía quién era ella,
ía empezar a expli
una expresión muy seria, como si estuvi
apoyada en la estanterí
ir de esto -susurró antes de atraer su cab