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La Hija del Jefe de la Mafia

Capítulo 4 Te gusta lo rudo

Palabras:1283    |    Actualizado en: 22/02/2022

y no pensaba dejar que se le escapara solo porque era su profesor. Así que en un ágil movimiento alcanzo el cuerpo de Dylan que

Dylan? -Susurra m

quiero es que se ma

s temor que de que term

por una niña mimada como

ver

experta en la materia pero estando cerca de Dylan la llevaba a cometer actos que ni ella misma creía poder hacer. Lo besó con

ra imposible separarla, lo problemático de la situación era que si continuaba unido a esos carnosos labios la erección de sus pantalones sería

lviendo su cuerpo en un giro para terminar pegándola contra la pared, el impacto hizo que la muchacha abriera los ojos p

presión en sus manos y el pesado c

ton sobre su oído-Te crees muy

l respecto? -Lo reta so

lo conseguía, estaba frita de la cabeza... entonces dada esa fracción de minuto de distracción que tuvo Violeta la utilizo para v

Y para esta joven Morgan fue agradable descubrir que había logrado obtener que su preciado y reserva

cto? -Pregunta restregando su cuerpo contra el de Dylan de

jer que no paraba de frotar su cuerpo con lo que lograba derrumbar las pocas defensas que le quedaban contra sus intentos de manipulación. Si se podía ser más valiente que eso para aguantarse l

rofesor de manera tentativa. Se aseguraba de mantenerlo expectante a sus próximos movimientos, era divertido para ella ju

sistiría un juego más. Era un hombre adulto, no estaba para esos juegos. Guiado por su

o sabes que te puedes quema

la castaña atónit

su cuerpo sobre el de ella, las manos de Violeta quedaron reposando sobre su pecho y por un momento sintió como si ella intenta

de aire o quizás quejarse. Prontamente sus expertas manos subieron hasta la pretina de sus pantalones buscando el botón de los jean el cual aflojo de inmed

ería jugar rudo, le enseñaría que no debía jugarse con hombres mayores... que alguien de vez en cuando le diera

ue haces?

s lados tenia escrito inocencia, era obvio que esa chica jamás había estado con un hombre ¡claro! Hasta ese momento... acerco su boca a

al experimentar aquel

ta comenzaba a estremecerse abriendo más las piernas para él, de sus labios solo se oía ese gemido tan erótico que encendería la sangre de cualquier hombre... su boca se e

a muy chica pero también era una mujer... se puso en pie ajustando la toalla de su cintura, al menos no la había perdido. Se fija que Violeta abría los

spero no volver a verte, y con respecto a tu propuesta. Te diré una

u respuesta, Violeta

ndrás más de mí. Eso es todo, a

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