[El Árbol] Concepto de una deidad
base del cuero de bestias, se encontró viajando con el objetivo de
cipios de un gran valle rodeado por un frondoso e imponente bosque, del cual se pud
ontraron ideal, por ello decidieron
edo detrás luego de encontrar un lugar ideal donde levantar sus chozas, el
y pieles para armar sus chozas. El trabajo se hizo en conjunto de hombres y mujeres,
do dejando su lugar a la oscuridad de la noche, con ello el tiempo en el qu
hacer y preocupados, un par de hombres armados con lanzas y chichillos de hueso salieron en
ya había caído, la única luz visible fue
tro de aquel
anos primitivos que yacían esperand
s armas y se encaminaron al bosque. Sus miradas f
desde entonces
as mujeres y niños, iluminados por el fuego que habían echo
en sus manos, parecían tener el mismo pensamiento, pero ninguno se atrevió
de detenerlo. Fue cuando entonces la hoguera se apago a causa de un poderoso vien
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aron sus miradas hacia el bosque. Allí pudieron ver sutilmente a una enorme bestia con
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de querer retroceder, rugieron al cielo mientras toma
entras se encaminaban a una luc
n comenzaron a rugir. Pero no fue en forma de lucha
cielos. Haciendo que detrás de ella otra aun mas grande apareciera. El sonido de
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es se detuvieron al i
ar o retroceder. Los gritos de miedo proveniente de sus espal
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poderosamente, los arboles y la tierra s
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que del hacerlo no significo que esas bestias los dejarían en paz, en cambio
, esto puede no funcionar y llevar que todos ellos murieran . P
tan solo les quedaba luchar por
os que se encontraban huyendo se detuvieron en seco. El miedo se perdió de sus ojos mientras se
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r comenzó ferozmente a
ores con tal de distraerlos y encontrar una oportunidad, pero carecieron de las armas y la fuerza para ello. Las plumas f
da uno de sus ataques fue rápido y suponía graves her
ueron en realidad. Usaron sus garras y picos para deformar la tierra, arrancar arboles y arrojarlos en c
ados con tal de mantener el ritmo, sufrieron ataques que lo
das superficiales, y aun gozaban de mucha energía ya qu
os. El resto yacía tirado en el piso de forma impotente, bañados en su propia sangre y tierra a punto de morir. Pero el fuego en sus miradas no p
arrogantes, no diferente de pa
rimas en sus ojos el como sus guerreros caían ante las grandes bestias. Algunos de
mientos, fue por orgullo y la creencia que tenían
os sobrevivir de todas formas. Lo mejor fue que
arrogancia triunfante de las bestias listas para acabar con la vida de
on su guardia y por tanto podrían ser atacados por los guerreros, pero estos mas haya de tom
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te a las veces anteriores, parecían tener
huir frenéticamente del lugar, dejando de lado to
ribu vio como aquella luz dorada descendió ha
egundos después junto a un extraño y
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