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Mi Juez Pervertido

Capítulo 2 2

Palabras:1191    |    Actualizado en: 30/03/2022

co

ta secretaria comenzó a trabajar conmigo. Mi mano, pobrecita, no agu

s, y como el maldito pervertido que soy, todo lo que puedo pensar es en la forma en que deberí

y he intentado, y Dios sabe cómo, alejarme de ella. Fui tras otras mujeres, y nada: a mi hijo de puta no le importaba. É

Creo que es una maldita bruja que me hechizó. Cuando salgo a un club nocturno -y esto es raro para ser un hombre público-, recojo a un bombón y ella comienza a pasar sus manos po

. El impulso es inmenso, y Dios sabe cómo fantaseo con ella acostada allí con las piernas abiertas sobre mi escritorio, y yo allí, de

a fría correr por mi cuerpo en la ducha y deseo desde el fon

ciendo una hermosa española de esas bien ricas. Oh, cómo me gustaría verla correrse mientras siento mis dedos penetrando en su delicioso coñito, y luego, oh sí, antes de que pueda sentir mi polla dentro de

o miro mi pene de nuevo, viendo que todavía

legar a ese maldito foro sin ninguna

o se ha convertido en una simple tortura, y si voy

rugada, y mi cuerpo está muy frío, o sea, casi todo

en casa, para cuando tenga algo más que pensamientos puros, meta la bol

pa. Una vez vestido, me aplico mi perfume Ferrari Black, me miro de nuevo en el espejo, compruebo que estoy bien, me dirijo direct

ás me gustan es, además del café y las mujeres calientes, un auto. Mi bebé es

no quiero llegar tarde. Aunque de una co

o salir de casa. Es agotador estar atrapado en el coche en los atascos de tráfico. Por milagro, sin embargo, hoy no

para el fin de semana... Ya no soy una adolescente que vive la vida como si fuera el último día. No, soy un hombre adulto, de casi treinta años, al que le gus

ronto veré a la mujer que me pone muy duro. Cuando se abren las puertas del ascensor, la veo distraída, tan hermosa y tan caliente, q

rio, noto que la computadora ya está encendida, me siento y me pongo a trabajar. No tarda mucho, llega un email muy curioso que, cua

er cómo r

menos, se equivocó. No puedo dejar de imaginarla en

a mi oficina a la hora del almuerzo y enviarle el correo electrónico, olvidándome de todo después. Cuando es la ho

por salir, así que le disparo justo antes

la puerta y vengas

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