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Infieles

Capítulo 5 5 Capítulo: Insomnio

Palabras:1592    |    Actualizado en: 31/03/2022

quiera de tragar, la garganta me dolía, sonreía apenas, él hizo un gesto con la cabeza para q

razón, Delfina

me. Mejor bajo. Tu casa es m

on pi

e de la situación: hombre millonario, guapo, pícaro, inalcanzable, me encontraba atractiva lo suficiente para echarme un par de miradas indiscretas, y es

rlo, yo lo tenía ahí repasándome con descaro cuando cre

stoy comprometida, es e

hace sentir bien que

ue, se me acercó a explicar el horario, comenzaría yo. Cuando me explicaron todo coincidí con Camilo, era un tratamiento exagera

alculada, era un moreno de cabello liso y de complexión fuerte, me explicó que él se encargaba de llevar

poco valían, yo era como una presa asustada y él un cazador hábil, la suficiencia de su mirada me dejaba saber que notaba co

mi trabajo aquí será solo

r

al, lo de ahora pudo hacerlo una empleada doméstica, pero Delfina

l dinero me cae m

o de controlar mi corazón con miedo de que pudiera oírlo. Sentía calor emanar de su cuerpo, él rompió en risas ligeras y yo bufé sacudiéndome, c

tas el dinero para

ro hacer es un posgrado, ahora no puedo paga

. Mi corazón estaba acelerado, me costaba trag

de graduar, ya quie

uiero hacerlo y para lograrl

sup

omo miró mi cuello, aspiré aire con disimulo, me ardía la garganta, me dolía por la forma como evitaba tragar tan cerca de él, me oiría, se daría cuenta. la sensación de vértigo se hizo más intensa c

serio me pidió que dejáramos todo así, que no me acusarí

egu

, su rostro mostraba signos de contrariedad, me esquivaba la mirada, sentí alivio y frustración. Me

rra interna celebró que lo afectara como lo hice. No quería tocarme en la ducha pensando en él, pensé que sería infiel al hacerlo. Después de ducharme decidí entrar a la cama, a

lectura que tenía pendiente, cuando vi la hora eran las 3:11 am. Bufé, me parecía increíble que el tiempo hubiese pasado tan ráp

ma de vigilancia sofisticado, me reí de mis absurdos pensamientos. Me acerque a pasos rápido y vi a Máximo sentado en un mueble cerca del comedor. Tenía las

n? -pr

no podía

uraría que sonrió por la mueca que se asomó en la pared por la sombr

e de Delfina, duerme como dopada. No le di

roso como que hubiese bajado solo en medio de la oscuridad con s

dente. Deberías t

i hablara de otra cosa. Supe que no sonreía. Su voz cuando sonreía era melodio

lo -se apresuró a decir con ton

a que llevaba cuando lo atendí. Me crucé de brazos y no fui capaz tampoco de esboza

r -dije-, mi cabeza rodará si c

las escalera

más cómoda, de lo contrario, me meteré en la cama y no dormir

acia arriba por instinto, sen

y un brazo libre, puedo maniobrar con lentitud. Y creo que

terior t

difícil

Busca a Enriq

terminamos los tres conversando hasta que amaneció. Máximo no me miró más, no me sonrió, evitó mi mirada y evitó conectar conmigo en la frívola conversación que teníamos sobre películas de

rrilla -dijo Enrique levantándose del

ilos. Gracias. Irene, in

abio inferior imaginándolo desnudo. Enrique era guapo y contemporáneo conmigo, pero mi cerebro se enfocaba en el hombre de éxito, el

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