En las frias tardes de otoño
usca de la herencia de nuestro desconocido tío Lewis Miller. Yo estaba feliz,
o se fueron, M
l fin de semana
e cuidarte. - dijo michelle – Después de nueve me
s que soy tonto?
le encogiéndose de hombros y sirvie
comencé a beberlo, sentado en la silla incómoda, dura y f
dría tene
martina. - ¿Tú tambié
cuidado... Imagínate quedar emba
tar que soy más i
do por la ventana. El día estaba gris, aunque no parecía que fuera a llover. Parecía q
ad vas? Yo
aciendo en esta casa cont
na herencia... ¿Tienes alguna idea de todo l
aún más. Pero la vida es corta, Meg. Pu
trata solo de te
orque aún no
na no tenía ni idea. Me
e a
te amo, Mar
... Y trata de salir un p
Los días grises de otoñ
a: la vid
que no
empie
anas a cuadros que daban a la calle. Sentí un poco de frío y agarré un
la,
Pluma. ¿
tú, te caíst
no, Pen. Son p
ejándome escuchar la risa
y me siento solo, en una casa
er una pequeña fiesta a
bía dicho nada... -
pero nunca le da
que hoy podría
Apuesto a q
nmigo... lo haré. C
, con dos
. - Expliqué. – M
lope reír, divertida, a
ce estar con la perra de Mich
la call
ma es ta
nto... Puede que
azúcar. -
ienes más tar
a de la tarde.
onces... Si te
voy a
rá, te lo garantizo. ¿Sabes
pregunté con
l Co
corazón lat
¿A
Sí
laste
os amigos en común que le
ngo algunas noticias
ont
orpresa. Te lo diré
matar de c
r
... Y no me creerás
icias. Y espero que real
Be
iales de la escuela, y aunque seductor y guapo, nunca lo vi con una chica en la escuela. Por eso llamó tanto la atención de todos. Axel era delgado, alto, moreno y tenía ojos marrones. Su pelo largo y rizado siempre estaba bien peinado y aseado, al igual que su ropa... Todo estaba impecable. No era uno de los príncipes de Noriah, pero lo parecía. Siempre fue educado con todos. Nos cruzamos un par de veces en los pasillos y me saludó. Eso no fue un privilegio, desafortunadamente. Le hizo eso a todo el mundo. No puedo explicar por qué, pero me llamó la atención con su hermoso par de ojos café oscuro que contrastaban con su piel morena clara y sus cejas bien dibujadas y llenas. Incluso tenía varios recortes de él en mi habitación y un póster que recibí de Penelope, que había impreso especialmente para mí en mi último cumpleaños. Terminé quitando todo de las paredes hace un tiempo, porque pensé que ya no era un adolescente para guardar ese tipo
había desayunado tarde. A primera hora de la tarde, empezó a caer una ligera lluvia. El
calor, cuando colgamos la ropa en el tendedero. Ese lugar no era muy bueno para plantar, ni siquiera árboles. Una maraña de tierra roja cubierta de hierba que crecía salvajemente en el verano, ocupando gran parte del tiempo de poda de mi padre. Me gustaba el porche que corría a lo largo de la casa. Prácticamente solo yo l
o húmedo. Creo que acabo de salir de la ducha. El
pasar el
idad, me voy pr
con una ceja arque
s a s
élope. Ella está te
te dará el place
endo irónic
? De
uejar, como hici
uiero que te vayas. Estoy t
es la única equivocada
gan. Ya tengo 24 años. Martina ti
ra llamaste cuando
idara... y que no s
nsejo...
ismo que Martina y vete a
estas personas en contra de mi vida y mis elecciones? Tal vez debería haber mentido diciendo que me había acostad
eres sin cerebro que solo querían perversión. Esto es en lo que Michelle transformaría nuestra casa esa noche. Si
etaron el look con un ligero maquillaje, que resaltó mi piel clara y mis ojos marrón verdosos. Dejé caer mi cabello castaño claro, cayendo hasta mi espalda. Un lápiz la
o vivía lejos, aunque tampoco cerca. Unos treinta minutos a pie. Ella realmente no creía que yo lo haría tampoco. Al parecer nadie confiaba en que yo pudiera ir a la fiesta de Penélope y divertirme. Miré calle abajo y vi caer de nuevo la lluvia ligera. Incluso pensé en ren
nas n
amente mejor ir a la noche que prometía diversión en casa
, querida? – pr
argando latas de cerveza y col
esta. – explicó Mi
- el dice. – Y será divertido. Puedo
hermana, Raúl. Eres dem
Me puse la mochila a la espalda y seguí mi camino por la carretera mojada por l
ue la lluvia torrencial comenzaría de la nada, nublando completamente mi visión. En cuestión de minutos estaba empapado. Saqué mi teléfono de mi mochila para llamar a Michelle para que me recogiera, pero no había señal. Fui más al medio de la calle, l