Los tonos negros del arcoíris
la madrugada, le había costado dormirse de nuevo, así que sentía los ojos cansados y no quería salir de la suavidad de
debía admitir que había sido bastante divertido, sin pasar inadvertido que cantaba más que bien. Había olvidado preguntar, ¿qué estudiaba Marcus? Parecía saber bastante
lo sabré
ara contagiarte la pereza. Su padre siempre le había reclamado sus momentos de holgazanería, en especial los domingos. Milus ayudaba en los invernaderos de su familia, también plantaba árboles todos los sábados, pero
una queja de su parte, seguida de una maldición bastante grosera. Decidió dejarlo por la pa
ría de que terminara el desayuno, y si salía con sus tonterías lo obligaría a tragarlo de alguna u otra forma. No quería que enfermara, le había prometido a
joven. Cuando llegó tocó con una mano, el habitual silencio fue su respuesta. Por cortesía volvió a tocar, y cuan
tió mejor. Hizo a un lado el teclado dejando la charola con comida en el escritorio. Luego pasó su vista al castaño; seguía dormido, solo podía ver el alborotado cabello saliendo de las sábanas blancas. Se había encargado de a
ez al despertar. Horas antes, mientras lo ayudaba a desvestirse pudo contemplar una vez más aquel pecho firme; Marcus parecía hacer ejercicio con regularidad, pero n
ó suavemente-, M
escuchó en respuesta
do más que alcohol desde ayer. Por favor, come -
ó cuando lo escuchó roncar. No, no s
rcu
ormir, no
de aquí has
et
-
n moverse, sin abrir sus ojos, y si
e comerás todo, as
aba su invasor. Sus pies pisaron la alfombra al girarse mientras aún se mantenía sentado. La sábana resbaló de su cuerpo y Milus se dio cuenta entonces de que se
s se acercó y puso una mano en su hombro desnudo, Marc
es que haces? -int
sus ojos y hacer un gesto de exasperación que hizo que Milus diera un paso atrás alejándose de él-. Lo
tomó de la mano y lo llevó hasta el escritorio donde había dejado la charola con el desayuno. Hizo que tomara la cuchara en sus manos y con l
iana? -preguntó en ci
sabía que no le convenía enfadar
abes? -se atrev
tibios, los siento en
ecámara quedó casi a
chara dentro. Derramó un poco al intentar llevarla a s
respingo. Iba a decirle algo, pero su furia, al pres
de llorar, pero se controló, la sensación de querer sollozar se instaló en sus ojos y casi al instante llegó el dolor de cabeza. Apenas cumpliría un día de estar a
epentino dolor de cabeza disminuyera. Tenía que limpiar el departamento y lavar ropa
e ordenado, a pesar de que se la pasaba encerrado ahí sin nada más que su desagradable presencia. Luego de la una de la tarde comenzó a prepara
la pu
la puerta poco después sabiendo que él no respondería. Buscó el interrup
ra ropa. El joven sostenía una fotografía, la misma que había visto la noche que lo conoció, era la foto de su madre. Marcus
nuevo no respondió nada, así que lo interpretó
ocada, en el escritorio. Milus apenas sonrió cuando vio el vaso y plato vacíos. Era un verdadero alivio que el castaño por fin comiera algo, esperaba
so -anunció, salió de la habitación y baj
pir
tar enamorado -dijo u
a alguien más en el cuarto de lavado, además de él. Un hombre joven, ta
voca -respondió con
dificio? No recuerdo
prince -respondió-. Estoy cuidando
todas las desgracias que han pasado -dijo con cierta tristeza en sus palabras. Hu
placer,
a son
buena persona, en el fondo esperaba conocer mejor a los vecinos del edi
con ropa limpia-. Tengo bastante tiempo sir ver a Ma
hua conocía el humor de los mil demonios que se cargaba su vecino. Supuso que no, Marcus apenas asomaba la cabez
ecostado en la cama, boca arriba. Sus ojos estaban cerrados, pero no parecía haberse dormi
ces a
ices? -pregunt
cuarto de lavado, es
que lo dejó por su papá?-. Tiempo después ella se lio con mi padre, Sunny ya te contó, ¿no es as
e limitó a mirarlo con pena, arrepi
ar
-dijo con amargura-. Josh intenta redimir sus culpas, pero no me interesa habla
cus,
tu fastidiosa v
r algunas lágrimas. Todo le salía mal, él lo intentaba, quería acercarse a Marcus, pero simplemente todo estaba
puedo
nte nada, no podía decir ya no puedo. Tenía que seguir intentándolo, como siempre lo hacía. Apretó los puños, estab
latos y caminó de vuelta, no al com
entusiasta- ¡Preparé poll
ión, cuando acababa de decirle no mucho tiempo atrás que se fuera. El joven puso ambas charolas e
ueba. -Marcus no
había obligado a comer una considerable
de Josh debido a mí, entonces dejaré de hablarle. -Tuvo que mo
los hombres, que te quede claro. -Milus se sintió ofendido, a él c
erte con esa actitud de mierda que tienes! ¡Ahor
endió que Marcus no dijera nada más, solo se limitó a comer su porción en el plat