Amor Mio. Eres Indomable
ios, congelada
—repetí en
os y contuvo la resp
a, ¡¿puedes ba
rcaron para ayudarme a bajar mientras el tal William Covington esperaba, cada vez más impacie
ico que pude de
as —farfulló, sacand
os locas! —le
ó, fulminándol
n la mano tenía su teléfono celular y
Quizá esté llamando a algún matón, ¡quizá nos haga algo!
s en blanco y yo me a
o, estaba pasando por
ose el teléfono en la oreja—. Crisis nerviosa —re
miramos, abriendo lo
ierda, ¿¡por qué
Yo lo repasé con los labios apretados, cruzada de brazos para parecer más amenazante, y me di cuenta de
de cuero que le hacía juego a sus jeans rasgados. De su oreja dere
o es guapís
el coche. Sí, el Mustang —declaró, entrecerrando aún más los ojos—.
gestos, a punto de echarse a llorar
a es una profesional intachable y podría pagarle el coche
Pero si era un Mustang! ¿
ró y no le pr
arás deseoso de hacerles pasar un momento de mierda a e
acerqué a él, levantando
sotras —le recalqué—. Ni siquiera s
or el desordenado cabello, evaluando mis expresione
etó—. La policía está en camino y no d
itó, pero no le
—afirmé—. Ninguna de las tres irá al cal
rza. Me sobé las muñecas, adolorida por las apretadas esposas y miré as
tó Jenna, abrazándose a
as se apoyaba en la banca de la celda y ponía sus cabellos aleonad
la pata como las tontas. Ahora la noche terminaría en esta celda maloliente, con
que destrozan coches ajenos! exclamó
, el que soplaba mientras no
mbécil, y
e un error —aclaré, tomando las barras con las m
y acortó la dista
go, imagino que debe estar contenta de hacerme perder el t
an tomándose la cara, comple
rror, yo pensé que el co
strozar un coche de todas maneras. Imagino que su ex esp