Una gordita en apuros
yo había soñado desde que comencé a traba
la vista al observarlo pasar. Con ese cabello negro y sus ojos verdes, ese cuerpo per
a experiencia tan excitante. Yo solo entré en su oficina para llevar
a que no supe definir por mi falta
necesitabas para ayer. -Me cubrí la boca con la mano e intenté ocultar la
me muy nerviosa y no lograba hil
ono de voz era ronco, sensual, tan adictivo que p
orpe conejo. Y yo estaba tan nerviosa por encontrarme en aquellas cuatro paredes con él, que mi
na que me gritaba que huye
legué al escritorio coloqué los documentos sobre el mueble y me atreví a alzar
eñor
parecer mayor. -Él se levantó del asiento y an
sentí muy cerca de mi espalda. Se había colocado detrás de mí y
surré-. ¿
ue llevaba dentro. Si él quería y me rozaba un poco más, estaba
a mi cuello para comenzar a olfatear mi p
voz aflautada por la
as consciente de lo duro que me pones... -Adán me sostuvo las caderas y apretó su erección contra mi trasero-. ¿Lo si
o una invitación a cenar, una noche de seducción y después una cama mullida en la que perder mi virginidad, pero si tenía que suceder sobre un escritorio que así fuera. Tenía veintiocho años y no era posible que m
leitarme con ese rostro tan masculino y ese cuerpo musculoso. No podía perder det
r un momento el rostro de ese hombre espectacular cambió
ñé a mí misma y regresé a ese instante, en el que Adán, mi compañero de
e mi piel desnuda y cerré los ojos un instante para dedicarme a sentir. Quería que me besara y como si mi mente le ord
ontraba entre mis piernas abiertas. Una de sus manos se había colado b
ma, sentía la humedad apropiarse de mi sex
xcitada que no me importaba que estuviéramos en la
hacia atrás para darle acceso con más facilidad y cerré los ojos para dedicarme a sentir. Esperé por sentir su roce, quería que sus dedo
cajada resonó en la oficina. La expresión d
o yo podría desearte a ti? -De nuevo
ritorio y comencé a recomponer mi ropa
Tú querías -balbuceé, p
eran acto de presencia, pero la
en la oficina, ¿de verdad creíste que yo me acostaría contigo? Eres una cerda,
to todavía palpitaba en mis oídos. Todo fue un sueño, o más bien una horrible pesadi
runo o Virginia pudieran escucharme en el silencio de la noche. Quería volver a dormir,
o y hermoso compañero de trabajo no se fijaría en mí ni para darme un saludo. Yo
do mi vida, el poco amor que recibí solo fue por parte de mi padre, porque mi progeni
ve que sufrir durante años que se rieran de mí llamándome Dolores de parto, Dolores menstruales, Dolores de estreñimiento, no importaba qué. Yo simplemente era la gorda Dolores, la
smo apartamento. Bruno siempre fue mi primer amor, lo conocí en la universidad y fue impos
. Así que intenté borrar esos sentimientos y quedarme con la hermosa amistad que teníamos. Al final, moriría solterona y sola, ¿quién iba a quererme a mí? Para mi suerte y mi estabilidad ment
ansar, tal vez si dormía un poco lograra sacarme de la mente el dolor que me había provoca
ese dolor iría