Amada por un hombre poderoso.
ella!" Repitió Ann
dijo, pues Annie no se había a
vas a tener problemas con
! ¡No me aceraría a esa m
dimos haber hecho con esa muchacha? No nos hemos nunca acercad
casa, buscando en cada habi
! ¡Sal de donde quiera que
iel no
a, ya para dar por hecho que había buscado en to
ápido y por si no estaba allí,
de Alessia, la cual qu
e, uno de sus sobrin
ño y corrió para abrazarlo, a
obrino, M
solo se llevaban menos
" Besó a los niños y esto
, creo que se está duchando, porque lleva rato allí, ¿
a una joven por aquí. Es pequeña, de cabello rubio y l
tío mientras esperaban en el salón. En la casa había
.
sentía su erección en su mano y lo acariciaba con lentitud, imaginando que eran las pequeñas y delicadas manos de Ariel Sánchez, sentía sus pechos entre sus manos, su olor, la suavidad de su piel, lo rico de su aroma,
bardarse y dejarla ir? Su cuerpo temblaba
emasiado placentero para Marco Albini! Aquel encuentro con Ariel lo había dejado loco y se tocaba solo pensando en ella, mordía sus labios y todo lo que
o s
labios, de los suyos salió un gemido y se cubrió la boca m
, al igual que aquella se
iente cuando la presión se al
ntarles por una chica, ¿podrías salir?" En vista de que su padre tardaba y su madre no
un minuto más." Los nervios lo quisieron traicionar
ara haber llegado a la casa, pe
o listo, sal
ras para la cena. ¿Todo está bien?" Miró desde lejo
cando a Ariel, ¿ha venido por aquí?
r a Alejandro y saber que ha
no la vemos desde aquel día. ¿Se
ció el ceño y
o qu
ayudarte
ue caminando, pienso que entró por el bosque y salió hacia la carreter
e allí en vez de ir hacia la casa de los Fendi. Por un lado, si ella se mar
el camino a Ariel, no se le pasaba por la cab
tenía todo lo que
.
todo el
ardó menos de lo que pens
sus manos por sus labios con la intención que borrar aquel asqueroso beso? No sabía cómo sentirse
ecorrerlo mientras caía la noche, sabía que de noche era aún más peligro, sobre todo
squiciados sie
manteniendo el ritmo para no cansars
que era permanecer allí o casarse con ese hombre. Era una buena o
ado a las cortas horas con Alejandro y a lo que sea
ó a correr cuando ese coche se detuvo, pero el coche la persegu
que estaba bien, pero su enojo solo aumentó. "¿Sabes todo lo que te he buscado? ¡¿Por qué diablos juegas así conmigo?! ¡¿Por qué crees que puedes irte?!" Pero mientras escuchaba los gritos de aquel hombre, Ariel lloraba y él ni se daba cuenta, solo se concentraba en que ella había
ue ella lloraba, de que su cabello estaba lleno de ramas pequeñas y hojas sueltas, quizás al
guardó silencio, a esp
." Logró decir Ar
us pulgares limpió sus lágrimas. "Lo siento, lo haré mejor. Te tengo allí encerrada, sin nada que
a dejar
rado a Ariel, ahora tenían que llegar a casa para prepar
ar a su fut
e vestido no se