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El Calor del Oriente

Capítulo 4 PALACIO

Palabras:1295    |    Actualizado en: 18/10/2022

que verlo en fotos, es más

e llegar hasta ello

enviado para cerciorarse de

usakistan- respondió aquel hombre con una increíble voz sens

tendrán- sentenció- me encargaré d

no me provoques, no soy tan

n boca de un Príncipe

eden seguir con su lucha de mac

dónde usted lo des

ahir al mismo tiempo. Luego se

aré de llevar

ecuado- respondió con sorna- No sería bueno

- se giró hacia Isabella- no es bueno que esté bajo el sol s

e cruzó de brazos, Esquizbel

les nocturnos a los que les gusta acechar, y por si fuese poco, hay bárbaros y rebe

- intervino Esquizbel riendo, Isab

o se lo reprocharé y le aseguro que enviaré a algunos hombres y una doncell

nque la idea de estar en Palacio la excit

sabe que he dejado a una dama en el desiert

a cama, es más estando en el Palacio podría fotografiarlo, muchos habían fotografiado su exter

oportuni

iré con el Príncipe, gracia

rmesí y la indignación parecía b

ijo- pero no la culpo, el Príncip

an y sería una descortesía rechazar una

al caballo junto a él, ella aceptó la mano y con agilid

rza al cuerpo del Príncipe, quién tom

sonrió burlón y azotó las riendas

tanta suerte y terminar recibiendo una invitación, nada más del Príncipe de aquel pequeño país. Era tan atractivo como decían, sus profundos oj

. ¿ Me dirá

.Isabella Sto

to señorit

mente no e

dió llanamente- s

iel y esos llameantes ojos, veo que lo que di

r el cumpli

or mi comportamiento frente a mi primo, pero es inevitab

dezco la invitación, el desiert

pueda terminar perdido. . . en el mejor de los casos. No es recomendable que una dama ande s

nente estructura, el Palacio era más hermoso de lo que parecía en fotos,

dijo asombrad

e- le dijo con una hermosa sonr

a de su hermano, se empeñó en encargarse el mismo de seguir a su desp

o mucho tiempo y

, entraba tan sig

ndió tratando de a

está de regreso, en co

una seria conversación, las cosas no podían seguir como hasta ahora, había llegado el momento de que su hermano asumiera sus

le p

s calificativos; "Alteza", y por si fuese poco ahora por ser el

orcelana estaba muy bronceada por el sol, sus ojos eran increíblemente verdes, profundos y hermosos, su larga cabellera dorada est

permitían contraer nupcias con una Norusakistan o también con una e

osa mujer llegara justo aquel

lo había llamado así, pero de inmediato supo que se debía a la presencia de aqu

ivo, se había sorprendido al conocer al Príncipe, pero el Jeque la dejaba sin palabras, sus profundos ojos oscuros parecían dos p

le y corriente delante de la perfección de aquel hombre y el hecho que est

jarse con nosotros. Señorita Isabella, él es su Majestad,

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