El Calor del Oriente
que verlo en fotos, es más
e llegar hasta ello
enviado para cerciorarse de
usakistan- respondió aquel hombre con una increíble voz sens
tendrán- sentenció- me encargaré d
no me provoques, no soy tan
n boca de un Príncipe
eden seguir con su lucha de mac
dónde usted lo des
ahir al mismo tiempo. Luego se
aré de llevar
ecuado- respondió con sorna- No sería bueno
- se giró hacia Isabella- no es bueno que esté bajo el sol s
e cruzó de brazos, Esquizbel
les nocturnos a los que les gusta acechar, y por si fuese poco, hay bárbaros y rebe
- intervino Esquizbel riendo, Isab
o se lo reprocharé y le aseguro que enviaré a algunos hombres y una doncell
nque la idea de estar en Palacio la excit
sabe que he dejado a una dama en el desiert
a cama, es más estando en el Palacio podría fotografiarlo, muchos habían fotografiado su exter
oportuni
iré con el Príncipe, gracia
rmesí y la indignación parecía b
ijo- pero no la culpo, el Príncip
an y sería una descortesía rechazar una
al caballo junto a él, ella aceptó la mano y con agilid
rza al cuerpo del Príncipe, quién tom
sonrió burlón y azotó las riendas
tanta suerte y terminar recibiendo una invitación, nada más del Príncipe de aquel pequeño país. Era tan atractivo como decían, sus profundos oj
. ¿ Me dirá
.Isabella Sto
to señorit
mente no e
dió llanamente- s
iel y esos llameantes ojos, veo que lo que di
r el cumpli
or mi comportamiento frente a mi primo, pero es inevitab
dezco la invitación, el desiert
pueda terminar perdido. . . en el mejor de los casos. No es recomendable que una dama ande s
nente estructura, el Palacio era más hermoso de lo que parecía en fotos,
dijo asombrad
e- le dijo con una hermosa sonr
a de su hermano, se empeñó en encargarse el mismo de seguir a su desp
o mucho tiempo y
, entraba tan sig
ndió tratando de a
está de regreso, en co
una seria conversación, las cosas no podían seguir como hasta ahora, había llegado el momento de que su hermano asumiera sus
le p
s calificativos; "Alteza", y por si fuese poco ahora por ser el
orcelana estaba muy bronceada por el sol, sus ojos eran increíblemente verdes, profundos y hermosos, su larga cabellera dorada est
permitían contraer nupcias con una Norusakistan o también con una e
osa mujer llegara justo aquel
lo había llamado así, pero de inmediato supo que se debía a la presencia de aqu
ivo, se había sorprendido al conocer al Príncipe, pero el Jeque la dejaba sin palabras, sus profundos ojos oscuros parecían dos p
le y corriente delante de la perfección de aquel hombre y el hecho que est
jarse con nosotros. Señorita Isabella, él es su Majestad,