No Juzgues La Portada. Ahora contada por ellos
su camiseta se apretase contra su generoso busto. ¿Por qué no lo exhibía? Muchas
é sobre su cama, olvidando cualquier delicadeza. Utilicé mis brazos como almohada mientras contemplaba las estrellas fluorescentes que estaba
í un tanto psicópata haciéndolo, pero desde que la había visto a principios de semana no había logrado sacármela de la cabez
me acribillaría a preguntas, por lo menos le daría material para mantenerlo intrigado hasta que pudiese hace
erla ruboriza
po de éxito. Su nerviosismo era contagioso, caminaba de un lado al otro de la casa, llamando a todos los números que recordó e insistiendo de forma irracional
oferta, animándonos a marcharnos antes de que fuese más tarde.
e quedaré con ella, tú lleva a casa a Pacita - le pedí a Gabriel
ijo?-pr
sonrisa ladina que me dedicó cuando salió a comprar helado,
ia, otra vez cruzando sus brazos. ¿Acaso no sabía lo bien qu
casa y Rámses se quedará
lo que solo significaba una cosa, estaba a punto de pedirm
o pregunté si podía - respondí en fra
comportase como u
idioma que entienda-estaba molest
en los suyos, no me ganaría esta discusión, no permitiría que
entí se esfumó en cuanto vi su sonrisa, me había estado estudiando todo este tiempo, dilucid
quería que fuese así: -Asumiré que no es normal que tu mamá se desaparezca
un tiempo para acá. Siempre ha sido distraída, pero ahora su estado despistada es pe
edo de que la asustara mi curios
ro la engañ
e apretar manos a mi costado, porque mi primer impulso fue apretarla con fuerza en mis brazos, borrar cua
ella asfixiándola para apresarla entre mis brazos, me levanté del sofá
r todo mi cuerpo. Deseaba estar haciendo este mismo recorrido, pero no para
cuando tuvimos la inteligencia suficiente (pero no la edad) comenzamos a escaparnos de la casa buscando un poco de "
de rastreo de celular, que triangulaba nuestra ubicación. Después de esa revelación,
correo y en pocos minutos, con los datos que le pedí que me diera, logré dar con un listado de las últ
icar y que me amenazaba con volverme estúpido. Mi corazón no se aceleraba como siempre las personas dicen, el mío se saltaba varios latidos y estuve muy
ersión semejante obscenidad en su boc
ntrate
luciendo devastada en tantos niveles que no supe que hacer ni decir. Parecía una pequeña flor
que no debería estar hablando, debería estar es abrazándola, pero cuando cubrió
mbear con regularidad, acelerado, pero regular. Acaricié su cabello, esa trenza que se había hecho en la mañana tenía varios mechones sueltos, que solo la hacían lucir más ador
Gabriel que estas situaciones se le daban de forma tan empática, yo era una mierda. Así que no abrí la boca, solo la miré a los ojos buscando que ella mis
*
, esperaba quedarme en su cuarto, cualquier otra chica lo hubiese hecho, y sin embargo estoy en el mueble de su casa. La puerta de s
nas noches, lo que me dejó verla una vez más en esas míseras prendas de tela y por culpa del idiota de mi hermano, (porque fue él quien me dio l
aunque no creo que supies
mi entrepierna palpitando con fuerza ante la sola idea d