Ni tan santa
cama, con las manos, sobre mi rostro. Aparentemente consolad
o y debo estar presentable, recodar m
de ellos, no creo que lo que manifiestes sea
o que perteneció a tu madre y la e
ue no digas que es una ocasione especial. Mamá no querría que ten
o... -s
o quiero verte. Ya no
el regalo,
aúd el día de mi muerte, pues se
ij
ca más, a lo que a mí c
como q
pasos y la pu
ue" susu
a la salida y nos detenemos ahí. Para
sus consejos. Creí que se quedaría hasta la boda, me entristece que se
s me esperan. Volver
ra le causan problemas,
no soltar las carcajadas, de las tonterías que decimos -. Nos vemos pronto, mi niña, gracias por la infinita bondad de tu corazón, estoy segura
cio, así que todo aquel que se le ocurra obligarla hablar perderá la lengu
doy mi bendición y sonrío alejándome por el pasillo. Los hombres solo se miran
l corredor para llegar a las escaleras y desacelero al ver a s
ándole mi bendición a todo aquel que me mira. Mi padre conoce a la madre Ofelia, la ha visto e
de cuenta que no oigo nada - ¡madre!
nos, ladeando la cabeza y sonrío mostrando paz. No sé cómo hace las señas de que tengo
do. Me observa de arriba abajo y se detiene en mis manos-, ¿está permitido hacerse la manicura? - asisto con la cabeza y hago unos ges
o más, cuando Córd
silencio, mi se
de mis manos. Estoy seguro de que ya sabe que soy yo, conozco esa mirad
zando el jardín. Respiro aliviada, estoy cada vez más cerca de salir d
sonrisa- Ya la he visto antes por aquí, es la madre
- expreso a media voz y t
edaría para la ceremonia, ya que es muy cercana
er a ver a
n voto de silenc
sa, corro a la salida, despertando todas su
a esa mon
ello y corro cruzando la acera. He sido buena corriendo y escalando
, casas más arriba, zigzagueando cuál
sigilosamente y abro la puerta de atrás, felizmente se encontraba sin seguro, entro sin
lo, silbando una melodía dulce. Lanza el trapo, en el asiento de lado e ingresa, en cuen