Azótame. Señor
nsar que tener una mazmorra ayudaría a la causa, pero nadie nos llamaba la atención, al menos, no toda la nuestra. Sucedía que, o bien D
n, mirando el mar de gente, sin r
fin de semana? -Preguntó Diego,
ebería bajar y asegurarme de que la jornada de puertas abiertas se desarrollara sin
e siempre gravitaba hacia Diego; no podían evitarlo. Tenía una presencia tranquilizadora. Diego siempre parecía relajado, pero yo sabía que era solo una fac
-Diego se estremeció al mencionar a Jennifer. Hizo lo posible por evitarla, pero no era t
baja; casi no podía oírle. No le gustaba hablar,
cara, su voz sorprendía constantemente a las personas que tenían la suerte de oírle hablar. No coincidía co
veintidós años. -Puso cara de asco, como si la id
se mueve. Vale la pena
co miembro de la familia al que estaba unido era su hermana. Ninguno de l
te de abajo. Todo su cuerpo se congeló mientras su a
a y me detengo en una mujer
y una piel tan blanca que parecía de porcel
e nuestra posición, pero
odos los hombres que se cruzaban en su camino, dejándolos jadear a su paso. No ocultaba nada con un corsé ajustado y, maldita sea, incluso llevaba un liguero, lo que
no dejaba de mirarla, siguien
rmé que Gideon también la miraba,
ien que busca unirse? -Lo supuse
a poco. La mujer le dijo algo a Claire antes de salir corriendo: s
jando con decisión las escaleras y dirigiéndome al bar. No nece
re. Era una mujer mayor y hermosa, no era nuestro tipo, pero podía ver el
que acabas de hablar? -Fui al grano, no me gustab
rpresa escrita en su rostro. -¿
riendo de aquí tan rápido que se creía que había visto al diablo. -Mi voz era innec
asintió-,
laramente disconforme con que lo
r nuestra insistencia. -No l
de
mi pensamiento. ¿Cómo diablos
os que visitaban la Guarida del Deseo debían anotar su nombre y su información de contacto. Era sobre todo por razones de seg
n Gideon y yo no muy lejos después. Parecía que no era
prisa; las fotos que colgaba
ción. Aunque yo soy el dueño de este club, mis amigos se tomaron la libertad de sent
dos veces. En cuanto sacó la lista de invitados, miró
izo por Diego, pero tam
n el libro, confiando en
rando. A ninguno de los dos nos gustaba tenerla trabajando
en las partes del cuerpo que más le gustaban: los muslos, los brazos, las manos y el pecho. No podía ver mucho de
-Diego cerró el libro de golpe, casi
on con los de ella. Era una chica inteligente, que sabía c
aquí? -Habló con cuidado, pero sabía q
ejas de Jennife
o largo y rubio oscuro.
s de relajarse lentamente de nuevo, pareciendo pr
os, es el protocolo. Esto es motivo de eliminación de tu puesto aquí en la Guarida
quería hacerlo -tartamudeó, asustada ante la idea de ser desped
-De alguna manera supe antes de preguntar que no lo
ontrar el nombre de nuestra mujer misteriosa, sino también porque era su maldito trab
s que a distancia, y quería saber más de ella, volver a verla. Tacha eso, necesitaba h
a hacerlo sabiendo s