El Oscuro CEO
recuer
Paolo Gentile De María había fallecido. El viejo se había ido feliz, pues recuperó a su nieta perdida, y pese a que
cuando le hizo las últimas modificaciones, ellas incluían los negocios que serían
de todos exponiéndola en el funeral, no me pareció lo más adecuado. Yo había velado por su seguridad casi toda su vida, y ahora, que había muerto Don Paolo, mi responsabilidad era aún mayor. De seguro que ni se molestó, pues no era que le tuviera mucho afecto al viejo, si bien los últimos años se había llevado mejor nunca fue la típ
ella también tenía en claro que era lo que decía, pues el
tranquilizarme Renzo, quien, co
mento lo entiendo, pero que no quiera estar pr
dos al mismo tiempo, es
arece una fa
res casarte con ella, que más te da que esté p
religiosa y una fiesta por todo lo alto
s? – preguntó mas que
casado, y no tampoco est
alda – vayamos a beber y tengamos t
e soltero?, ¿acaso
loco nada. Es hora de que lo asumas de una buena vez, y
por supuesto, ne*gra, dejaría mi impecable traje, para vestir de sport, pero el color no lo dejaría ni loco,
e la llevé a la pista y comenzamos a bailar. Primero lo hacíamos un poco alejados y sacudiendo el cuerpo al son de la música, pero luego ya se empezó a acercar, por supuesto que la dejé, se puso de espaldas y refregó su enorme trasero en mi zona con mucho frenesí, no soy de madera, así que la tomé de la cadera y comencé a simular el acto mismo. No me aguanté mucho tiempo, sin darla vuelta y besarla
Alicia, me e
o soy
un beso, le acaricia un par de veces las nalgas, y ya se creen que queremos casamiento. Lo que a mí me sorprendía en realidad, era haberle dicho Alicia, no mal entiendan, no pens
í que estiré mis manos sobre el respaldo del sillón y recosté mi cabeza hacia atrá
tenías preocupado,
algunas palabras más que no recu
onos de aquí que debo hacer al
mo qué, en
a ve
el coche, allí me acerqué al
e, que quiere ir allí a est
jos crees que e
, ninguna,
Luka? – me pregunt
je que y
ntuvo Renzo, ambos me conocían y sabían que lleva
rezongó mi amigo al ver a do
erto y comencé a golpearla von vehemencia. Las luces
¿qué hace a estas
oder entrar al salón. Una vez allí, miré ha
icia, sal par
Mariela trataban de callarme,
Señor Gentile y usted
iré hasta
tupideces Luka
no pude distinguir más que eso, estaba oscuro, yo bebido y mis ojos des
s miedo, no voy a hacerte
é dices Luka? ¡es
ar que la mercadería no esté dañada, solo eso, tengo derech
hacia la puerta de salida, pero en el camino, volteó y dijo
as palabras fueron como un canto en mis
e hasta que me metió en el coche
ella la que estaba de pie
pero no en estas circunstancias, solo has hecho un pap
on Paolo, ¡cua
daba mil vueltas y parecía que iba a estallar de un momento a otro. Cuando pude levantarme, tomé una larga ducha, café bien cargado