La Doctora del CEO
árt
rgo, mi padre y hermano mayor, debería haber podido estar en cualquier otro lugar menos aquel, pero nuevamente, no
te ayudará a hacerte cargo de los hospita
más, tener que lidiar con abogados, así que, cuando mi padre en su vejez nos obligó a hacernos cargo de los activos del grupo Johnson ST. Yo había elegido los dos hospitales que poseía el conglomerado, en realidad, un hospital y un laboratorio de investigación. Fa
obre la mesa, lo lleve a mi oreja luego de leer la pantalla... William... Aquella mañana le había pedido que me excusara
familia. Mi padre le había dado el noventa por ciento del poderío a William y a mí me parecía genial, nunca me interesó hacerme cargo del grupo económico Johnson, en vez de eso, había forjado mi propia fortuna a base de compra y venta de acciones, era socio participante de varias empresas poderosas y tenía la libertad de emplear mi vida como se me vini
dió William, siempre en ese tono perfecto, calmo, mi hermano tenía un temple de acero, nada lo molestaba, nada lo perturbaba, siempre igual, n
r Johnson...- no alcance a terminar cuando la recepcionista me entregó el bolso con el computador, le di una sonrisa que la hizo pestañear y sonrojar suavemente- gracias, ¿podrías llamar un taxi por favor? Vo
edique a mirar el móvil con calma, Angola era un país con dos extremos, Luanda tenía un sector privilegiado, con enormes edificios que gritaba riqueza por los poros gracias al petróleo, pero así mis
no y darme cuenta de que no estábamos tomando la ruta habitual que habían tomado lo
alar, pero el taxista movió su hombro para liberarse de su agarre y pisó el acelerador hasta unas callejuelas dónde se detuvo de golpe, el instinto me decía que era momento de salir corriendo, pero cuand
rmados a plena luz del día, el taxista abrió el cierre automático y jalándome del cuello de la camiseta, me sacaron del coche al abrir la puerta, alcancé al mirar a mi alrededor, estábamos al límite de la ciudad, las call
izb
las astillas de metralla, vuelve a irrigar,
z, no porque pudiera olvidarlos, no, sino porque
- dijo la enfermera a mi lado mientra
demasiado cerca -¡lo encontré!, ¡Hilo!- exigí y la enfermera me lo entregó rápidamente, era dura, la más dura del equipo médico "sin fronteras" pero nadie se opondría a mi sí los insultaba solo por qué me diera la gana, finalmente, mi adquisición ahí, cada año valía millones y ellos jamás podrían pagar una hora de mis servicios, aun así, estaba ahí gratis como todos los años. Cerré la herida
ría jamás, nos conocemos desde que sus padres me habían adoptado, una hermana. Fuimos a la escuela juntas, la preparatoria y la escuela de medicina, ella una excelente pediatra con especialidad en neurología infantil, yo, que nací con un cerebro privilegiado, soy la única cirujana con triple especialidad, trauma, neurocirugía y broncopulmonar quirúrgica. Así mismo, como mi cerebro me permite racionalizar cosas de una manera diferente, rápida, lógica y asertiva, adem
ra?- pregunto Caro sacándome
Caroline se acercó y me mostró las palmas unos segundos, yo asentí, despegue mi brazo de mi costado, con una sonrisa ella se colgó a mi brazo, no
en medio de las balaceras y disputas se consideraba "sector neutral", entre todas las bandas, nadie atacaba, por qué ahí llegábamos nosotros, doctores miembros de una organización llamada "docto
aquí y luego me voy a Camboya. - d
junto a mis libros durante mis vacaciones o en alguna investigación, estaba ahí, todos los años, Caroline me pedía de regalo de cumpleañ
rastorno obsesivo-compulsivo eran más que agotadoras para la mayoría, pero la organización se encargaba de que mis exigencias estuvieran suplidas pa
os días aprobados ...- se quejó cascarrabias y me miró con saña- a ustedes los cirujanos, que son los dioses del Olimpo, se les permite todo, ¡So
demás, tengo memoria fotográfica, ¿recuerda? - dije y le entregué la taza vacía
la en la pierna y el abdomen! - nos llamó la enfermera y Caroline, dejó