Prohibida obsesión
Sa
mo el vestido, mi boca está pintada solo con un bálsamo translucido y adherido a mis labios pequeños gliters de color blancos brillantes como que fueran diamantes ¡si! lo se soy una loca estrafalaria para vestirme, pero me siento la puta ama está noche, soy la anfitriona del perfume y no sería yo... sino quisiera acaparar la atención. Empiezo moviendo mis caderas sensualmente al compás de la erótica melodía, tal como la coach me lo enseñó, con el perfume. Lo subo lo bajo, lo muestro al gentío y antes de terminar la corta coreografía, volteo quedando de espaldas al público y sin flexionar las piernas me agachó y con la mano que no sostengo el perfume voy subiendo delineando cada curva de mí cuerpo. Se escuchan los silbidos, gritos de ovación y hasta algunas palabras obscenas sueltas por ahí. Termino con la mano en alto de espaldas y la otra levantada con el perfume, la música cesa y todo el lugar resuena en estruendosos aplausos. Todo vuelve a iluminarse y luno de los solteros más deseados y nunca se lo conoció con una novia formal. Especialmente busco entre el gentio y visualizo a Antonio Benedetti que nos mira con el rostro desencajado de
para el y un energizante para mí sabe que yo no tomo alcohol, ya que cuido demasiado mí piel, cuando nos entregan los tragos, Luciano pone el energizante en una copa me lo entrega y hacemos un brindis con nuestras finas copas. Al diagonal nuestro no muy lejos, veo a el desgraciado de mí suegro charlando muy íntimamente con una joven modelo de no más de 20 años con curvas de infarto y tetas de silicona que se le notan a la legua que son de plástico. Miro las mías sin sostén bien firmes aunque no sean tan grandes « al menos todo mí cuerpo es natural ¡¿Eh?! me irrito sobre manera, por que me estoy com
dejando su copa en la barra y me d
adre, veo que no está cómoda con la
do una salida, por todos lados. Cuando el hombre le tiende la mano y trata de acercarse a ella invitando a bailar, supon
re?! por que Luciano ya no esta, se ah ido a rescatar a mi madre, si
el yerno protector que
contenido en una camisa blanca inmaculada, sobre un pecho duro y fuerte, jadeo por mí torpeza y me tambaleó soltando mí copa que se estrella en el piso rompiendo el cristal en pedazos, cuando siento que unos brazos fuertes me toman por mí diminuta cintura, para sostenerme apoyo
¿se encue
solo tartamudeo-el
eo por todo mí cuerpo que me sacude, me aparto de golpe, reac