El dije
ítu
nimam trahunt, audaces autem
te la muerte, los valient
io
as aguas del río, mientras los dedos
atinó a preguntarse por qué hacía semejante cosa. Negó con la cabeza, incrédula. Esas curiosidades de l
entrecerró los ojos, deseando huir de allí. Odiaba mojarse más de lo q
negro. Suspiró, y vio que su amiga y sus demás compañeras hacían lo mismo. En verdad, ninguna querí
lla Helena estaban bien refugiados en sus casas. Ellas eran las únicas que estaban allí, congelándose los brazos. Justo cua
obedecieron, muertas de frío. Sacando un manojo de llaves del bolsillo de su chaqueta de
laza circular hasta el abrigo del hall de entrada del colegio. E
de libre de los miércoles estaban arruinados. Casi pudo ver a Jess rezongar de la misma forma por el rabillo del ojo. La idea, desde
ando con desgano las señas de la profesora para continuar l
porque el campo de deportes, del otro lado del río, a dos cuadras de la costanera, quedaba fuera de s
hora de copiar en las carpetas los nombres de los músculos y los huesos, o
a Jessica para caminar junto a ella, por el
s todo lo contrario de lo que me imaginaba de la tarde del miércoles -suspiró-. ¿Puedes creer que hizo un calor ho
izo un
para el calor -dijo, casi a la fuerza
os planes se van d
se sentó a su lado, apoyó la cabeza en la mesa y sonrió tontamente. Tan solo había visto por dos minutos el bello rostro
una de sus muñecas de colección, las cuales guardaba desde niña con cari
olegio de construcción colonial. Estaba siempre rodeado de amigos y, para colmo, de chicas. Una de
grandes para su gusto y así decía todo el tiempo que era igual a una libélula. Por más que Jessica insistiera en l
ldas delante de su nariz. Pero soñar no costaba nada y ella inventaba, cada noche antes de dormir,
, inclinándose sobre el
o escribiendo el pupitre. En color azul,
-mur
queó un
ero para la clase de Literatura? -Jessica observó
surándose a tomar el co
critas en ese pupitre. Pasó el corrector por encima de las palabras y r
ca su
ueca -la criti
si te dijera que n
sé que no estaba
ndo en él, si
ey frunció el ceño-. A qu
apostar
ardaron
dedos el corrector, que en algu
bas ya sabemos que Zack no tiene ide
uejó, dándole un manotazo a Jessica en el hombro
frunció l
razos, mientras Zoey apoyaba la cabeza en la mesa-. Sabes que él
s pocos los que v
as caras de los que
ack. Él es
por supuesto. Pero aquel pueblo era el único en
os alrededores. Justamente, la misma ciudad en donde vivían Mariska Sullivan y Zack
de allí como para ir y venir todos los días, por lo que un porc
de vista; los de Villa Elena siempre estaban más juntos; los de otros pueblos,
urmuró-, será mi última oportunidad par
uí luchando con la rutina -se
uviéramos en el mismo c
ndolo de la misma manera. Yo creo que deberías mirar también a otros chicos -recomendó Jess-. Recuerda que Zack tiene a
ionadamente la mención de la chica que seguía a Zack
ás no so
bastante lind
perfecto. ¿No has visto lo profundos que son sus ojos? El ton
erse a reír en su cara-, te acepto que es lin
izo un
para su gusto. Comparado con Zack, que gozaba de una s
cas. La premisa siempre era la misma: que Zack entraba en el aula, buscando alguna cosa, y que sus ojos grises y encantadores se toparían con los suyos, en la típica es
ma noche, Zack iría por ella, treparía ágilmente por las v
oe
oe
oído, despertándola. Abrió los ojos, algo co
Zoey la siguió hast
ambién muy trillado. Tal vez solo podría arrojar un lápiz cerca
bién era
l mirar más allá de las cort
rarse en algo más. Hubiera deseado realmente el sol durante ese dí
taba las cosas. No había tanto problema con los armarios o con usar el baño en los horarios
acer tarea, ¡vaya que no! Jessica se derrumbó sobr
.. dormiré
. Iba a entrar directamente al Facebook de Zack
es, eh?», se preguntó. Al fi
tos que le provocaba. Era incapaz de mirarlo y no sentir como el corazón le explota
todos los días. Pero esta vez, al entrar, encontró un álbum nuevo entre las fotos de una comp
os alumnos de tercero habían llevado a cabo dentro del colegio ha
z cosa de Jess, y lo cierto es que ni ella había creído que ir era buena idea. Y luego estaba el hecho de que ninguna había sido i
que esa sería una perfecta situación para entabl
s, con sus amigos, posando con chicas coquetas, bailando y riendo. Zoey apoyó la mejilla en su
u corazón d
eraba. Zack sostenía a Mariska de la cintura y ella tenía sus brazos anudados en
un manotazo. Jess tenía razón. Él era inalcan
na bandeja llena de c
hambre -susurró ella
puso m
mática? Ya sabías que entre Maris
comedor. Ni un solo rastro de Za
un mordiscón furioso y asintió. ¿Hambre? ¿Era en serio? Estab
corazón de verdad -añadió, incluso sorpren
comer, feliz de haberla sacado de su falso letarg
ue antes; tomó otro trozo de
sado, bastante agitado y, además, preocupado. Se acercó a una de sus compañeras, sentada a unas mesas más allá,
, fija en la puerta por la qu
do estemos en el viaje de graduación conoceremos muchos chicos increíb
los ojos de
la. Eso sería posible solo si hablaran de Matt B
Ya te dije que creo que
estás loca? -Nunca, en su
ió un sorbo de su jugo-. Yo sol
ó el último pedazo de pizza de la bandeja. Zoey puso los ojos en blanco y se reclinó en la silla. En su
na ceja, ahor
antres está
a la niña cara de libélula con cabello al estilo Mérida de Valiente -puntu
o porque largo es un asco
la única aquí que se
cabello rubio no era tan lacio como el de Jessica y si se cortaba se inflaba, se paraba y se rizaba de la forma más horrible que jamás hubieran po
el almuerzo. Zoey no había terminado d
es con furia, dio por terminada
o práctico; traía maquetas de partes del cuerpo humano, láminas y demás cosas que mantenían al grupo int
aba en el aula
Tamara y a Sofía al sótano por algunas de las maquetas del
la
ue todos eran mucho más unidos. Tal vez podían mencionar a James Nicolo como uno de los más destacados, o incluso Jessica, pues ambos vivían en Carmen Elisa y eso significaba que tenían un poder adquisitivo sup
amente sobre esa mala suerte, lle
titución escolar y el sótano había sido una parte importante del edificio en los años anteriores. Décadas atrá
de todo el sótano. Esta última, lógicamente, tenía la entrada prohibida a los alumnos. Era peligrosa, ya que si bien la mayoría de los viejos artefactos que estaban allí no funcionaban o estaban simplemente situados, la sala tenía un cableado eléctrico importante. Allí también
se en ella. Apenas estuvieron en la antesala, se percataron de un extraño sonido. Era algo que se oía bien fuerte, más hacia
levándose las manos a los oídos-. E
ondo del cuarto, esa que correspondía con la sala que ten
máquinas no suelen estar encendidas -opinó Tamara-. Muy moles
tuvieron allí, pudieron notar que la sa
adentro -razonó Sofí
de ello. El único sonido que provení
oco a la puerta. Se recordó a sí misma que entrar era una locura y que además no solo podía resultar peligroso para ella en lo físico, sino también en lo académico si la descubrían. Pero, ¿y si alguien había olvidado la puerta
n, mientras Tamara, muy deseosa de no acercars
está abierta. Si ya lo saben, no habr
poyó en la pared, mientras Zoey seguía tratando de
de la habitación, sacando cosas al azar. Se asomó y les
l colegio, ¿no
De alguna forma ese sonido se le antojaba más que solo extraño. Tenía la ligera sensación de
a. El sonido era muy suave; flotó a través del aire
e, ayú.
e sobr
mándola del brazo-. ¿Es
ché nada -murmuró ella
pidió ayud
? -Tamara sali
¡
xido, que en esa gran habitación formaban un pequeño camino con giros inesperados. Caminando con ex en cuanto la vio desaparecer detrás dee que allí había alguien más. Se acercó aún más a la má
r qué era. Se sorprendió al encontrar un pequeño dije de cristal verde agua, re
de las maquinarias. Estaba a punto de terminar con un pasillo para llegar a su destino. Asomó la cabeza y jadeó llena de horror. Una
más grandes del lugar. Una que tenía un agujero y un engranaje
s como platos, recorriendo el
bía destrozado. La sangre había hecho un lago en el suelo
uerto. Y todo indicaba que
que venga la preceptora! -chill
y menos contestó. Estaba en shock. Su am
, muerto. Zack
ck.
ella y se paró en se
e movió cuando Jess le clavó los
¡TTamara! -gri
mo que vio antes de caer al piso fueron los oj
volvía a llover. Se sentó y buscó a Jessica con la mirada, pero ell
ordaba haberse sacado el uniforme, ni menos haberse ido a dorm
gadero y miró su expresión en el espejo.
le en su rostro, pero no notó nada en ell
tomó entre sus dedos, tratando de hacer memoria. ¿De dónde había sacado ese collar? El dije era una
ron a su mente, todos juntos de una vez. Todos chocaron
estaba
n una mano. La sangre, la máquina, Zack..
aguantándose los mareos y las repentinas ganas de vomita
ntentó sacárselo. Su rostro se mostró aterrado en cuanto notó que no podía pasárselo por el cuello ha
a es
, pero los recientes hechos le gritaban en el oído que no podía estar oyéndola. Sin
con el uniforme del colegio puesto,
muerto, tú eres
ntra todo pronó