Picantes fantasías
ientes y putas... -, me dijo jadeando. -Cuando vine por tu marido me di c
.. -, le dij
a?... -, me preguntó cínicamente mi
os me habían levantado el vestido, me acariciaba las nalgas y me miraba con lujuria. De su pan
ísimo!... -, le dije ya sin medir las consec
adelante suyo, al tiempo que me nalgueaba sin cesar. Cuando llegam
... ¿Aquí te empa
un ligero movi
. Desnúdate cosita, que ya me muero por trabarte... ¡Mira como traigo la verga, cómo a ti
. Su tórax velludo me hizo temblar de solo verl
e todo
.. -, le dije
totalmente desnuda, me vio y
erme a las putas con las zapatillas p
en un tris me desnu
sta que te
erías y que me trates mal, eso me encant
e cerca, se la apreté y abriendo mi boca
e encanta que me la mamen así, chúpala toda
or mi saliva, ¡qué ricura de verga, dura, prieta, grande, más bien enorme!... Me levantó y me acostó en la cama, de espaldas, su
ma, debes estar bien estrechita!... -, me dijo al tie
tró rauda en mi babeante hendidura, un gemido anunció su triunfo. Empecé a gemir
ya, te lo suplico!...
a los pedos, hija de
to, que me
is piernas y me entregué a ese patán que me lastimaba pero me hacia sentir mi panochita deliciosamente expandida. Sus movimientos de empalarme empezaron, primero rápidos y al poco tiempo lentos y deliciosos. Me esta
con fuerza, parecía adivinar lo que esto me fascina... Moviéndose logró poner mis piernas en sus
stás súper deliciosa!... ¡Qué bie
haciendo más profunda la invasión de su verga a mis entrañas. Bombeando con furia y rapidez, me hizo explotar, mi papaya se contrajo rítmicamente como ordeñando esa verga
la toda, cógeme duro!... ¡Julio mi vida, soy tuya, soy tu puta!... ¡Aghhh, me e
upaba los pezones con fuerza y me los mordisqueaba; mis talones le pegaban en los glúteos pidiéndole más. Me hizo venir de nuevo y mis grititos entrecortados se lo hacían saber. Mis piernas lo rodearon por la cintura tot
lojé, me sentí desvanecer y él dejó poco a poco de moverse, quedando encima de mí, jadeante y besándome tiernamente en los labios, pasando su lengua y encontrando la mía, mojada y ofrecida, salivosa para ese bruto que me había gozado como nadie. Tembloroso se dejó caer a mi lado tratando de no aplastarme tanto, pero sin sacar su tranca de mi nido que poco a poco iba perdiendo su erección, al salir