do estaba completamente negro, confundida, repetí la acción de abrirl
aciendo un ama
e en un sus
edad. —Lo siento, soy mala haciendo
e di
un dolor atroz me recorrió desde la cadera, por toda la columna ve
, y a menos que quieras que es
es poder y yo no
a fulminé con la mirada y ella se sobresaltó. —Uh, tra
ánto
te m
la. —La voz del Alpha tro
—Dijo ella c
otra ronda o vas a
do una mueca impercept
—Dijo y me sacó de la cam
oleada de dolor volvió a recorrerme, p
amor a luna. —Dijo Aurora co
ha dado lo que quiero. —Se excusó él y me obligó
sarme y colgarme, mientras que los tres chicos hablaban animadamen
inferior y traté de mostrarme impasible, como si no sintiera que me estaban despellejando la es
nas flaquearon, dejándome caer por segunda vez. Dejé que mi cabeza ca
o pude soportarlo y miré al Alph
je jadeante, él sonr
edad
cinu
enes? ¿Quiénes
s padres murieron gracias a una guerra entre los vam
e llaman
lo me ordenaron que
ó y fui "castigada
los dientes apretados. —Solo sé que las
mano al vientre, la miré curiosa y sentí un la
odio al Alpha y sentí correr un hilo de
í, jamás, ¿entendiste?—G
iscu
a serás custodiad
o que el Alpha los mirara con hostilidad. —Oke
o no lo olvides: escapa de aquí y tus r
ije en un susurro cuando la oscurida
más,
.
as incontables habitaciones en la mansión, claro que no dejaba
gunté mientras llenaba
Cedric dice que ese no e
ralo, es el más temido por
inger. —Dijo, hice una mueca
lentitud. —Agh. —Dije frunciendo la nariz cuando escocier
res que
ca lo ha hecho y no es lindo. Además, podría
er que tú seas la Cazadora, l
ra, no te fíes. —Dije cabizbaja y
.
on ambas cejas alzadas ha
Spencer antes de adentrarse en la
—Pregunté a Luther
es de mi hermano, no como nuestra invitad
observé a Colm. — ¿Tú también vas a
por la espalda, hundiendo, lite
me maldije a mí misma por ser tan débil, pero vamos, no he comido nada en cuatr
al sentir las heridas estirarse y abrirse, observé a Colm con hostilidad y caminé
por lo que tendrás que dormir en el sofá. —Dijo con voz dura, ase
no estoy armada. —Dije mostrando a
iera no estarías con vida en estos momentos, debes ag
el sofá. — ¿Aquí dormiré?—Pregunté,
S
—Dije relamiendo
ra
rme ahí! Más de
que me
incómodo que era. Suspiré y tomé mi cabeza entre mis manos al senti
s algo d
tirlo contigo. Suerte en la manada.
entera, estaba exhausta y hambrienta, me giré un poco en el sofá, recargando mi
toda la planta baja hasta encontrar la cocina. Una vez ahí tomé un cuchillo de tamaño