Jennifer Alderwood, es una reconocida bailarina de ballet a nivel mundial, está casada con Sam Kessler desde hace tres años. Hombre que ella piensa es el amor de su vida y descubre que no es asà de la peor manera, ella vuelve antes de un viaje con su compañÃa de ballets para darle una sorpresa y la sorprendida es ella al encontrarse a este en la cama con otra mujer. Devastada decide irse de su vida totalmente desilusionada y destrozada, quiere el divorcio, no puede estar con un hombre infiel, pero él no, se niega rotundamente a darle el divorcio. Un accidente por las escaleras la lleva directa al hospital donde aparece un sexy doctor del doble de su edad, que viene a añadir caos y calentura a su vida, pero no es cualquier doctor, termina siendo el padre de su recien ex, ella no lo habÃa visto nunca antes y Joseph Kessler está más que dispuesto a ayudarla en todo lo que ella necesita y más, pero el mal encarnado en su propio hijo lo impide. El hombre que ella una vez pensó era su prÃncipe azul, es ahora el hombre que hace de su vida un verdadero infierno, acorralandola al punto en que ella quiera huir de todo y de todos. Tal vez lo que daña el hijo, el padre pueda solucionarlo.
1- Jennifer
Llevaba un mes fuera de casa, pero habÃa ganado muchos premios con estas presentaciones, mi actuación fue espléndida y catalogada en las revistas y entrevistas como perfectas.
¡Valió la pena todo el tiempo que estuve fuera de casa!
-Gracias, Rony -le dije al chófer- déjame aquÃ.
-Está bien, señora Kessler- le sonreà mientras me bajaba- que tenga buenas noches.
-Igual para ti, descansa- le dije con una pequeña sonrisa- gracias por mantener el secreto y buscarme tan tarde- solté una risita y después bajé la maleta.
Yo podÃa con la pequeña maleta, la casa tenÃa algunas de las luces encendidas por lo que alguien deberÃa estar despierto, es bastante tarde, Sam debe estar esperándome para vernos el fin de semana, pero logré terminar antes y decidà venir a casa, lo extrañaba mucho. Solo quedaban fiestas para conectar con los grandes empresarios y tener más donaciones, por eso fue sencillo zafarse de ese compromiso.
-Tal vez debà traerle un regalo-pensé en voz baja. Todo se dio tan rápido que tomé el primer vuelo que pude sin mirar atrás.
Hemos tenido unos meses difÃciles como pareja, pero sé que todo va a mejorar ahora que me tomaré un descanso de dos semanas en la compañÃa de baile y esto quedará como una etapa difÃcil y lejana en nuestro matrimonio.
Subà las escaleras esperando despertarlo y darle la sorpresa de mi llegada y, tal vez seducirlo un poco. Tenemos unos meses sin intimidad, pero no le he dado mucha importancia, hay parejas asÃ.
«Solo es una etapa» me repetà como un mantra.
-Ya deberÃas dejarla, Darling- escuché la voz de una mujer que se parecÃa a la de mi hermana Paulette y detuve mis pasos dudosa, no sabÃa si querÃa saber que sucedÃa.
«¿Qué hace Paulette en mi casa a estas horas?» casi unà mis cejas confundida.
-Ya sabes que aún no puedo divorciarme, amore mio -escucho la voz de la última persona que esperaba. El apelativo cariñoso revolvió mi estómago.
Sam y yo nos casamos hace casi cuatro años luego de conocernos en una de las fiestas después de mi presentación, ese dÃa pidió mi número, pero no quise dárselo. No era como las otras chicas, no me vendÃa a nadie, querÃa que mi trabajo hablara por mà y asà ha sido por cinco años, sin embargo, no se dio por vencido en todo un mes y me convenció de casarnos poco después de conquistarme con sus detalles maravillosos.
-Estoy cansada de esperar, Darling- la voz melosa de la mujer trataba de convencerlo- tal vez debamos quitarla del camino.
-No seas ridÃcula, no puedo hacer eso- se queja Sam.
Al doblar la esquina vi a Sam, mi esposo acostado en nuestra cama con una mujer de cabello rubio en su regazo totalmente desnuda. La visión de ellos juntos me dejaba devastada, acentuando mis naúseas.
-Vamos, soy mejor que ella admÃtelo- insistió cuando me vio por el rabillo del ojo y luego se concentró en él.
-Claro que eres mejor, Paulette- le afirma y luego se besan vorazmente- pero, no puedo divorciarme, tienes que esperar, amore mio.
Sus palabras se sintieron como un puñetazo en el estómago, lágrimas calientes ya rodaban por mis mejillas, saqué mi celular en automático y les grabé sin saber el verdadero motivo del porque lo hacÃa, cuando tuve las pruebas lo envÃe a mi correo rápido y lo guardé. Tal vez debÃa verlo de nuevo para cerciorarme de que esto es real.
¡Esto tiene que ser un sueño!
-¡Jennifer! -dice alarmada Paulette fingiendo verme apenas ahora cuando tengo minutos aquà de pie como un estatua, siendo testigo de la infidelidad de mi marido.
-¿Qué haces aqu� -dijo el flamante esposo.
Y yo queriendo darle una sorpresa.
-Ja, ja, ja, ja, al aparecer la tonta de tu esposa querÃa darte una sorpresa- Paulette se burla de mi dolor aun encima de su regazo.
-Y la sorprendida he sido yo- terminé por ella tratando de limpiar mis lágrimas, pero salÃan más- sabrá Dios con cuantas mujeres más me engañas ¡me das asco, Sam!
-No digas tonterÃas, soy la única, querida- se jacta mientras se baja de la cama y cubre su desnudez con una de mis batas.
-¡QuÃtate mi ropa, sucia arrastrada! -le grité fuera de sÃ- ¡Sam, por favor dile a tu amante que se largué porque no respondo! Somos hermanas, Paulette ¿Cómo pudiste hacerme esto? -la miré con asco.
-No lo haré- respondió él, levantándose de donde hace poco era nuestro lecho de amor- no te hagas la desentendida, sabes que vamos de mal en peor- me dice de manera descarada y altanera- ella está haciendo tu trabajo y mejor de lo que tú lo has hecho.
-He intentado todo para salvar este matrimonio mientras te revolcabas con otras y una de ellas es mi hermana- le reclamé- pero esto se acabó ¡quiero el divorcio!
Me di media vuelta totalmente destrozada, querÃa sufrir en soledad, quiero ser más fuerte que esto, pero más lágrimas caÃan por mis mejillas, solo querÃa huir de este lugar.
Traté de correr, pero una gran mano detuvo mi huida. SabÃa que era él, no querÃa verlo más, sin embargo, no le importó me giró y me vio a los ojos. Sus insoldables ojos oscuros me vieron con desprecio.
-Esto es tu culpa, tengo necesidades que debes atender -se excusó y me miró con desaprobación- pero la niña perseguÃa su sueño, te pedà muchas veces que dejaras ese trabajo, ya no te hace falta.
No importa, nada justifica que se acostara con mi hermana ni con ninguna otra mujer.
-¡Es mi hermana! Ten la decencia de admitir tu error de mierda- querÃa detener las lágrimas, pero seguÃan cayendo como en una cascada sin fin. Esta traición dolÃa demasiado.
¡Es mi hermana! En mi mente solo pasaban dos cosas: mi esposo y mi hermana en la misma cama.
-¿Dónde estabas cuando necesite que me atendieras? Soy un hombre joven y guapo que tiene ganas de que su mujer lo seduzca mientras ella baila para otros- sus reproches eran absurdos.
-No me desnudo frente a nadie, Sam no hago nada indecente- apreté las manos en puños queriendo romperle la nariz -me conociste en mi trabajo, bailar ballet es mi vida.
-¡Yo soy tu esposo, yo deberÃa ser tu vida! -me reprende como cientos de veces.
Cómo es que yo, Jennifer Alderwood no me di cuenta del monstruo con el que estaba casada. Hasta ahora.
-Déjame ir -hablé despacio, su agarre se apretó y me zarandeó fuerte acercándose más a mi rostro.
-De aquà no te vas -por primera vez en tres años vi el verdadero rostro de mi esposo. Vi al verdadero monstruo que habitaba en él.
-Quiero el divorcio -trate de que la voz no me temblará, pero se quebró de todos modos.
Todos comenzaron a salir de sus habitaciones alarmados por nuestros gritos.
-Eso es lo mejor que puedes hacer -dijo Paulette.
-Es lo que voy hacer, Dios los hace y el diablo los junta-le dije con toda la rabia que sentÃa- ¡Quiero el maldito divorcio, para que asà te quedes con esa que si te merece!
-¡No! -me dijo con odio en su mirada. No entendÃa su negativa.
¿Cómo no me di cuenta antes de esto?
Me culpaba por haber estado tan ciega todo este tiempo.
Forcejeo con él para zafarme y cuando lo logro estaba muy cerca de las escaleras y perdà el equilibrio y salà rodando por ellas.
Sentà cada golpe en todo mi cuerpo y lo único que pude hacer fue proteger mi cabeza mientras rodaba escaleras abajo.
La familia entera estaba abajo y no me vieron con tristeza, sino con fastidio, giré un poco mi cabeza y vi a Sam Kessler verme desde lo alto de las escaleras sin una pizca de remordimiento en su rostro, mi hermana a su lado con una cara de burla mientras perdÃa la conciencia.
CapÃtulo 1 Sorpresas
27/12/2023
CapÃtulo 2 Hospital
27/12/2023
CapÃtulo 3 Hidra
27/12/2023
CapÃtulo 4 Perseguidas
27/12/2023
CapÃtulo 5 Tierno Fluffy
27/12/2023
CapÃtulo 6 Material para esposa
27/12/2023
CapÃtulo 7 Baile y lentejuelas
27/12/2023
CapÃtulo 8 Mejores amigos
27/12/2023
CapÃtulo 9 Cantar y llorar
27/12/2023
CapÃtulo 10 Sucio y pecaminoso
27/12/2023
CapÃtulo 11 Un error garrafal
27/12/2023
CapÃtulo 12 Sólo un café
27/12/2023
CapÃtulo 13 Inesperada visita
27/12/2023
CapÃtulo 14 ¡Yo elijo!
28/12/2023
CapÃtulo 15 ¡Es muy temprano!
28/12/2023
CapÃtulo 16 Seguro de vida
28/12/2023
CapÃtulo 17 Llegar a él
28/12/2023
CapÃtulo 18 Citas y abogados
28/12/2023
CapÃtulo 19 Preguntas que duelen
28/12/2023
CapÃtulo 20 Planes
28/12/2023
CapÃtulo 21 Tiene un don
30/12/2023
CapÃtulo 22 Un mejor plan
30/12/2023
CapÃtulo 23 Un desagradable encuentro
30/12/2023
CapÃtulo 24 ¿Qué haces aquÃ
30/12/2023
CapÃtulo 25 Una horda de periodistas
30/12/2023
CapÃtulo 26 Cars WW
30/12/2023
CapÃtulo 27 La azotea
30/12/2023
CapÃtulo 28 Allanamiento
30/12/2023
CapÃtulo 29 Este horrible apartamento
30/12/2023
CapÃtulo 30 ¡Eres mi esposa!
30/12/2023
CapÃtulo 31 ¡Corre!
30/12/2023
CapÃtulo 32 De compras
30/12/2023
CapÃtulo 33 Una decisión descabellada
30/12/2023
CapÃtulo 34 Cosas que no controlamos
30/12/2023
CapÃtulo 35 Planes
30/12/2023
CapÃtulo 36 En mi oficina
30/12/2023
CapÃtulo 37 De cenar
30/12/2023
CapÃtulo 38 ¿Me cuentas un cuento
30/12/2023
CapÃtulo 39 Ensayo
30/12/2023
CapÃtulo 40 En una semana
30/12/2023
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