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Me Quedaré Contigo, Arquitecto

Me Quedaré Contigo, Arquitecto

Librosromanticos

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Capítulo

Annie, una joven atrapada en el mundo de la administración, se siente infeliz al tener que sumergirse en los negocios como la siguiente en la línea de mando. Sus tíos, siempre controladores, nunca han comprendido ni aceptado su talento innato para el arte, desestimando sus sueños como una pérdida de tiempo. Su pasión por el arte se desvanece entre los números, volviéndose una inclinación lejana y descolorida. Cansada de esta opresión, Annie escapa lejos de sus tíos en busca de un único objetivo: ser reconocida como artista. En su camino, se encuentra con Said Arafat, un arquitecto que la ayuda a construir una vida llena de giros inesperados. ¿Podrán Annie y Said trazar un destino juntos, a pesar de los secretos y mentiras que ambos guardan?

Capítulo 1 No.1

Corté el filete y llevé la carne a mi boca, dejando el cubierto al lado, rápidamente sentí ganas de escupirlo en el plato reluciente, igual que todo lo que había en ese restaurante. Odiaba esas reuniones, la mayoría aparentaban ser educados pero destilaban arrogancia, se creían mejores que el resto solo por haber estudiado es prestigiosas universidades y tener carreras que la sociedad solía catalogar como "la vida de millonarios". Y lo cierto es que así nos veíamos, nuestro apellido era reconocido en todo el país, la marca de "Palmer Hays" la más famosa joyerías de la ciudad.

-¡Atención! -Despegué la vista del elegante mantel con piedrería brillante, había tanto que llegaba a aturdirme. Tío Braxton golpeo su copa con delicadeza y

todos lo miramos esperando que hablara. -Como ya saben, la empresa pronto será dirigida por mi querida sobrina Annie, y no me puedo sentir más orgullo de que sea ella quien siga con el legado familiar. -¿Orgullo? Si claro. Plasmó una sonrisa tan falsa que me revolvió el estómago. Estiró la mano hacia mi dirección, la tomé dudosa, presentía que algo se traía en mente, conocía ese brillo perverso en su mirada prepotente. -Hijo, ¿No tienes algo para nuestra Annie? Vamos, deja los nervios, y no esperes más.

Liam se incorporó de la silla, acomodó su traje Gucci, de corte italiano, que derrochaba presunción por todas partes. Él era eso, un engreído, machista y narcisista, la belleza que tenía quedaba opacada con esa personalidad tan petulante. Pero debía fingir que me agradaba, con tal de complacer a mis tíos. Recordé cuando se presentó en mi universidad, un enorme ramo de flores rojas junto a letras dentro de los globos diciendo "¿Quieres ser parte de mi destino?" Me hicieron enmudecer. No podía creer que se hubiera tomado el atrevimiento de hacer semejante cosa, la incomodidad que sentí al notar la atención de todos sobre mí fue bochornosa. Terminé aceptando sin razonar en lo que estaba haciendo. Supongo que fue la presión del momento, pero también el motivo era otro, y no tuve el valor de negarme, porque era condescendiente. En eso me convertí, una persona que siempre ponía a los demás sobre mí. Era una simple pieza de ajedrez que podían manejar a su antojo, solo que no era ni el blanco ni el negro.

Observé a Liam posarse al frente, tomó mi mano entrelazándola con la suya. Su postura denotaba seguridad, sus labios formaron una sonrisa notando con interés mi evidente ansiedad. Disfrutaba verme así, indefensa, vulnerable, como una oveja mansa en medio de leones feroces, a punto de devorarme.

-Desde el primer día que te vi, quedé hipnotizado con tu belleza, y allí supe que eras la mujer indicada para mí. Por eso esta noche aprovecharé la oportunidad de confesar ante todos los presentes lo enamorado que estoy de tí. Me haces feliz con solo respirar y sé que los dos nos complementamos, fuimos hechos para estar juntos. -Oh por supuesto, almas gemelas. Solté una risita sarcástica que sonó como si estuviera nerviosa. -Hoy quiero darte un regalo. Quiero regalarte mi corazón, mi sonrisa y todo lo que poseo. Quiero construir una vida junto a tí, Annie ¿te quieres casar conmigo?

Lo veo hincarse de una rodilla, sacó de su bolsillo una diminuta cajita de terciopelo negro con dorado, allí dentro tenía un lindo anillo. Cabe destacar que el pequeño diamante azul zafiro era extremadamente llamativo, y por el jadeo que soltó Leighton se trataba de un anillo sumamente caro. Levanté la vista mirando a Liam, este sonreía con autosuficiencia esperando que respondiera. Los cuchicheos del resto me estaban aturdiendo, tío Braxton mirándome de una manera dominante, él sabía el poder que tenía sobre mí.

No amaba a Liam, y su manera de ser, de tratar a los demás incrementaba el repudio que sentía por él. Era un engreído hijo de padres millonarios que creían que por más eso podían pisotear a los demás. Pero, aún así, debía fingir que éramos la pareja perfecta de empresarios reconocidos, aunque eso no fuera cierto y mi vida quedaba muy lejos de ser perfecta.

-Cariño, no me hagas esperar más -dijo entre dientes mientras sonreía.

Tomé una larga bocanada de aire y finalmente solté la misma respuesta de siempre, porque no tenía elección, por miedo a ellos. Odiaba ser cobarde, pero

tampoco me atrevía a desafiarlos.

«No lo hagas Annie»

-Yo... -sentí un enorme nudo atorarse en mi garganta, las ganas de huir de allí

cada vez se intensificó. Sin embargo no lo haría, como había pasado mucha veces. -S-sí, sí acepto.

Fue un susurro bajo, pero bastó para Liam que no dudó en ponerse de pie.

Extrajo el anillo de la cajita y lo deslizó por mi dedo anular. El diamante en el centro emitía ciento de pequeños destellos con el movimiento de mi mano.

-Señora Livingston -dijo mirándome con emoción. Me acercó a él y juntó nuestros labios en un carro beso.

Escuché aplausos y felicitaciones de los demás, tío Braxton y Leighton me abrazaron sonrientes, se habían salido con la suya.

Nuevamente.

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