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SI CEO, ACEPTO

SI CEO, ACEPTO

genemua

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Capítulo

Elena necesita dinero para conservar la casa que su padre le dejó y Caleb necesita una esposa para heredar las empresas de sus padres. Asi que ambos se hacen pasar por la pareja del momento ante todos los demás. ¿El problema? Caleb es el jefe de Elena. Un negocio, un matrimonio por contrato, y una ex que no acepta a la nueva esposa. ¿Qué podría salir mal?

Capítulo 1 Cap 1 - Elena

Llegué a casa tan cansada que tiré mi bolso sin importarme dónde caía. Fui a la cocina y abrí una cerveza para darle un trago. Cuando la deliciosa bebida pasó por mi garganta, emití un gemido de satisfacción. Estaba deliciosa. Miré alrededor y no vi comida, así que, considerando que tal vez papá estaba trabajando hasta tarde, pedí una pizza.

—¿Papá? —lo llamé, pero no obtuve respuesta. Lo llamé al teléfono y, para mi sorpresa, sonó en su despacho. Así que sí está aquí. Fui sonriendo a su despacho para contarle que hoy logré el ascenso por el que tanto me había esforzado los últimos meses y que debíamos celebrarlo.

—Papi, no lo vas a creer... —la frase se quedó en el aire y yo me quedé estática. Lo que escuché fue el sonido de la botella haciéndose añicos en el suelo, lo que me hizo reaccionar.

—¡PAPÁ! —de mi garganta salió un grito desgarrador y corrí donde él se encontraba. No lo podía creer. No podía estar pasando esto.

—¡PAPÁ, NOOO! —Toqué sus pies y traté de bajarlo, pero no pude. Las lágrimas empañaron mis ojos y no podía ver bien. Tomé una tijera y, como mi cuerpo temblaba, inconscientemente tuve que tener cuidado al subirme en el banco que estaba caído en el suelo. Me sequé las lágrimas para poder ver y, con temblor, corté la soga que estaba amarrada de manera espeluznante y su cuerpo cayó. Me quedé viendo la escena sin creer lo que sucedía y lloré. Enseguida bajé y tomé su rostro para verlo bien. Su pulso no estaba y grité tan fuerte que mi garganta ardió.

Papá se suicidó.

El lugar se llenó solo de mis sollozos, gemidos y llanto lleno de dolor y desesperación.

DÍAS DESPUÉS

—Elena, ¿deseas ir a comer algo? —levanté la mirada y vi a mi amiga Rosa. Le di la espalda—.

—Por favor —escuché que me decía. Sentí la cama bajarse por su peso y mis lágrimas salieron—. No has comido nada en estos tres días. Te hará mal —me regañó. Pero la seguí ignorando.

—El —ahora se agachó y quedó frente a mí—. Debes alimentarte. No te hará nada bueno no comer —seguí llorando y la miré.

—No quiero nada. Siento que morí hace cuatro días —los ojos de Rosa también se llenaron de lágrimas y me abrazó.

Papá murió.

—Gracias por venir —dije llegando donde la familia de papá que estaba en el velorio.

—Lo siento mucho, Elena. Es una pena lo que pasó —me dijo mi tía Gertrudis. Sentí que mis ojos se llenaban de lágrimas mientras asentía y veía hacia el ataúd.

Ataúd donde está papá.

—Pero no te preocupes —escuché que mi otra tía Diana me susurraba. La vi—. Trajimos a alguien para que conozcas —su sonrisa era traviesa y mis cejas se fruncieron al no entender nada de lo que hablaba.

—Es alguien que te fascinará —concordó Gertrudis.

—Tiene tus mismos gustos y ahora que mi hermano se fue, sería bueno que te encargues de ti —seguía sin entender nada, pero algo me decía que no me gustaría la sorpresa que me trajeron.

—No entiendo —les dije de una vez para que se callaran.

—¡Oh, Elena! ¡Ya tienes 28 años! —adoptó un tono de burla—. Deberías haber estado casada hace años. ¿No te preocupa ser una solterona? —mis ojos se entrecerraron hacia ella y le sonreí, pero más bien lo hice para esconder la gran incomodidad que me producían.

¿Es en serio?

—Sí, y más ahora que tu padre no está aquí para cuidar de ti —habló esta vez mi tía Diana e incluso hizo un puchero—. Debes pensar en tu futuro, cariño —seguí manteniendo la misma sonrisa hipócrita en mi cara porque era lo mejor.

Era irrespetuoso que vinieran a decirme eso y a proponerme lo otro en la muerte de mi papá. Además, el hecho de que no esté casada no les incumbe para nada. Es mi vida.

Mi maldita vida.

—Tías —las llamé con calma y dejando a un lado la rabia que sentía en ese momento—. La edad no define mi felicidad. Además, papá siempre me enseñó a ser independiente —les expliqué.

—¿Segura, nena? —Gertrudis habló—. Porque si fuera así, serías feliz —la miré seria.

—Lo soy, querida tía. Soy feliz así como estoy —le respondí mordiéndome la parte interna de la boca.

—Deberías hacer como mi Susan —miré a Diana—. Hace dos meses que se casó y está de lo más feliz —sonreí con la boca cerrada.

—Me alegro por ella, pero no creo...

En ese momento, un hombre de unos 50 años llegó donde estaban ellas. Era alto, su cabello tenía unas cuantas canas pero lo hacían ver más maduro. Se conservaba muy bien para su edad, ya que lo noté por la forma en la que la camisa y el pantalón se le ajustaban al cuerpo. Cuando le vi el rostro, él me sonrió y me di cuenta que era muy guapo, pero lo ignoré.

—Bueno, Elena, aquí está George —vi al hombre una vez más y esta vez me guiñó un ojo. Lo ignoré de nuevo —. Es un hombre exitoso y está dispuesto a casarse contigo. Te cuidará —habló Gertrudis.

Ya me cansé.

—No entiendo por qué están haciendo esto —dije molesta—. No necesito que nadie me cuide —ellas se quedaron calladas por mi respuesta y miraron nerviosas a George.

—Hola, Elena. Me gustaría conocerte mejor —dijo con amabilidad—. La edad es solo un número —rió y tomó mi mano, la cual solté de inmediato—. Además, tus tías tenían razón... —mi ceja se levantó ya que no entendía qué quería decirme—. Eres mucho más hermosa en persona; tus fotos no te hacen justicia —eso llamó mi atención.

—¿Ah, sí? —miré a mis tías que miraban a todos lados menos a mí.

—Sí, también sé que estás haciendo un doctorado de tu segunda carrera ya y eso me parece impresionante. Veo que eres una mujer, además de hermosa, inteligente. También sé que trabajas en un comedor de voluntariado y eso me parece muy noble —volví a mirar a mis tías y ellas no me miraron—. Y es muy admirable que hayas logrado todo eso con tan solo 28 años —asentí lentamente.

—¿No te dijeron mis tías también cuántas veces voy al baño? —mi pregunta hizo que George hiciera una mueca y yo reí sin ganas—. Gracias, George, pero no estoy lista para casarme. Quiero enfocarme en mi carrera y construir mi vida —le dije—. No sé para qué te trajeron mis tías sin antes consultarme, pero lo siento. Perdiste tu tiempo, no estoy interesada en nada que tenga que ver contigo —George me miró asombrado—. Ten buen día y cuídate —me alejé de ellos. Sentí que tomaron mi brazo y, cuando giré, vi a mis tías.

—Pero, querida —habló Diana preocupada—. ¿Y tu futuro? Deberías considerar esta oportunidad —miró a George que estaba tomando un vaso de jugo.

—Piensa que ahora estás sola, debes tener a alguien a tu lado —dijo Gertrudis—. Él está dispuesto a cuidarte y gastar lo que deba en ti; está podrido en plata. No puedes dejar pasar esta oportunidad, Elena.

—Entonces cásense ustedes con él —mi respuesta las dejó con la boca abierta—. No me interesa por ahora casarme, mi padre se suicidó. Lo único que deseo es poder pasar mi luto en paz —ellas se miraron y luego a mí—. Mi futuro será lo que yo decida, tía. No lo determina mi estado civil. Aprecio su preocupación, pero necesito tiempo para sanar la pérdida de papá —les aclaré—. Así que les pido de favor que esto no se vuelva a repetir. Fue muy grosero de su parte —giré y me fui a mi habitación.

Hola a todos, bienvenidos a mi mundo. Empezamos con esta nueva historia.

Estará llena de humor, sorpresas y muchos giros en ella.

Gracias por darme la oportunidad y leer esta historia, tambien tengo una llamada "TALLA XXL" esta completa, si desean se pueden pasar por ahí.

Gracias una vez más y recuerden que estoy en Instagram y Facebook como: Genemua.Libros

Chaito, nos leemos despues.

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