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Amarte por siempre

Amarte por siempre

Ross Gil

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25
Capítulo

Ana es abogada para el alcalde, pero por una apuesta de unas amigas, terminó bailando para un antro de mala muerte, cuando el dueño la grabó para extorsionarla. Como abogada debe cuidar su reputación, por lo que decide mantenerlo en secreto. Conoce a un chico guapo, quien busca conquistarla, cuando lo logran y deciden estar juntos, él descubre su secreto. Ahora deberán decidir si permanecer juntos o separados.

Capítulo 1 Rutina

Prólogo

¿cuando podemos reconocer el amor? Porque es muy diferente el enamorarse que el ser atraído física o sexualmente por alguien.

Así como también existe esa diferencia entre ser el alma gemela o el amor de vida de alguien. Si, se que la vida puede ser complicada, pero lo importante es no apresurarse, sino disfrutar de lo que se te presenta.

Ana creía en eso, ella pensaba que el hombre de sus sueños aparecería por si solo, que no debía apresurarse a buscarlo, sino que gozaría de su vida y dejaría que pasara lo que tenga que pasar.

Conoce a Will Ferreira, de la forma en la que menos se imaginaba, pero la vida siempre anda sorprendiéndonos ¿no crees?

Pero ¿será Will el hombre de su vida? ¿será su alma gemela o el amor de su vida?

Capitulo 1

Rutina

Ana Jones

estoy tomando una tasa de café al cruzar de mi casa con la prensa en físico en mis manos, concentrada leyendo la noticia sobre los candidatos a las elecciones gubernamentales, no es que sea amante a la política, pero trabajo en esa rama como asistente jurídico de la alcaldía y tenía que buscar los resultados y ver quien ganaría, empaparme de quién trabajaría con el alcalde que estaba a cargo. Si, se que soy muy joven para mi cargo, apenas con 21 años he logrado mucho, ¿pero que puedo decir? Me gusta esforzarme y lograr lo que me propongo, apenas estaba en los últimos semestres de mi carrera, cuando entré como pasante, y al gustarle mi trabajo, decidieron dejarme.

Siento una mirada detrás de mi, pero no me propongo a voltear, sin embargo esa sensación insiste y ya me estoy incomodando, bajo la prensa física que estoy detallando en este momento y dirijo mi mirada a donde mi instinto me indica; Observo que hay un chico con sus ojos en mi y una sonrisa pícara de mujeriego. Lo reto para que deje de mirarme, pero en vez de desviar su vista, sigue como un imbécil con su atención en mi.

—si quieres tomas una foto— le digo con sarcasmo volteando mis ojos. Al pasar unos segundos, escucho el sonido de la cámara, lo que hace que la ira me suba ¡No! No creo que se haya atrevido el muy idiota.

—¡Hey! ¿que te sucede?

Me levanto de mi silla y me dirijo al sujeto astuto que aprovechó el momento

—me dijiste que si quería tomara una foto— se encoje de hombros —y como quise, la tomé— me guiña un ojo y solo ese gesto hace que quiera arrancarle la cabeza. Comienzo a caminar hacia él y le arrebato el celular borrándole la foto, si, sé que soy muy impulsiva, pero para defenderme, diré que el tuvo la culpa.

El me mira un poco sorprendido, creo que no se esperaba esa reacción. Le lanzo el móvil haciendo que lo atrape en el aire, Doy media vuelta y camino de nuevo a mi mesa.

<<Payaso>>

Sigo con mi café y veo de reojo que sus ojos no dejan de detallarme con una sonrisa algo burlona, pero lo ignoro. Unos segundos más tarde decido irme para no ir a lanzarle la bebida en la cara, Es que me molestan las personas que se exceden en la confianza, creo que en su caso no entendió el sarcasmo.

Ahora voy de camino a casa en mi auto Renault, que aunque es pequeño y sencillo, me ha ayudado a movilizarme, lo tengo desde que empecé mis estudios de la universidad, mis padres hicieron el sacrificio y sigo con él. Llego a casa y recibo una llamada, no hace falta mirar mi móvil para saber quién es

—Hola nena, ¿como estás?— Es mi madre que me llama a diario para saber de mi

—Hola Mami. Extrañándote— Hablo por la casa mientras arreglo el desorden que dejé ayer cuando compartí con mis amigas.

—Te llamo para decirte que llegué hoy a la ciudad, pero estoy visitando algunas tiendas y mañana pasaré a verte. Nos quedaremos en un hotel cerca porque cuando terminemos estaremos cansados, para que no te preocupes por nosotros.

Me emociona que venga de visita, mi madre es de Nashville y el que venga a verme dos veces al año me pone triste porque no la tengo como quiero, por mi trabajo y estudios, no puedo viajar y verla seguido

—Te Llevaré un presente, sé que te gustará— me dice con ese tono alegre que siempre me gusta oír en ella.

—Gracias Mami, pero sabes que no hace falta, solo quiero verte y llenarte de besos.

—Tu papá pregunta si necesitas algo— Mi padre siempre ha sido el que más me consiente y no me sorprende que mañana me traiga un regalo sin yo pedírselo

—No se preocupen, aquí los espero. Dale besos a mi periquito.

Así normalmente me refiero a él, cuando era pequeña nos teníamos apodos, el me decía mi linda greñuda por tener mis cabellos rizos y algo abundante y yo le decía periquito porque se la pasaba hablando todo el día y contándome historias. No se me quita la sonrisa ante la noticia de que los veré

Pasa la tarde y solo me preocupo de asear las cosas en la casa y arreglar una de las habitaciones de huéspedes donde se hospedarán.

***

Me levanto muy temprano y hago el desayuno, mis padres suelen venir en la mañana y los quiero sorprender, echo unos huevos a la sartén, los revuelvo con aliños y tomate, coloco unos panes en la tostadora y preparo jugo de naranja, dejo todo listo y suena el timbre, me quito el delantal me apresuro a abrir.

Veo esas dos caritas que tanto me emocionan y me hacen gritar de la felicidad, no me detengo y me arrojo a sus brazos para sentir su calor después de tanto tiempo, quiero sentir esos tiernos abrazos y besos que me dan desde que tengo uso de razón, mis labios se posan en sus frentes llenándolas de besos y haciéndolos reír.

Son uno de esos momentos en donde solo quieres cerrar tus ojos y disfrutar de aquello que te brinda plena felicidad y no querer que se acabe, porque simplemente todo es mágico.

—¡Mamá!, ¡mi periquito¡, los extrañé.

Les hago señas para que entren en la casa y cuando ya voy a cerrar la puerta, mi padre me detiene

—Hija no cierres. Esta vez trajimos al estudiante que nos mandaron de intercambio desde España. Está Aún en el taxi por las maletas, pero no tarda en entrar.

Quedo extrañada por haberlo traído, pero no importa, no me quitaran la felicidad de este día. Mis padres desde que estoy pequeña, se han encargado de recibir estudiantes de otros países, ellos alquilan parte de su casa como residencia universitaria y reciben compensación por ello

—¿Y eso que decidieron traérselo?

Los llevo a la cocina para que degusten el desayuno que preparé

—Nos comentó que no quería pasar estas fechas con su familia, su padre murió y no quiere recordarlo con dolor— ‹‹¡Oh, pobrecillo!››

Estamos en Navidad y como es tiempo para pasarlo en familia, imagino que se quiere distraer, me encojo de hombros restándole importancia, se escuchan los sonidos en la puerta que me indican que está entrando.

—Buenos días— Saludan en la puerta y al voltearme, no puedo creer lo que mis ojos ven. Es el chico de la cafetería y quedo casi pasmada.

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