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Te seré fiel por siempre

Te seré fiel por siempre

Teomary

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Capítulo

Paloma es la heroína de una leyenda medieval. Su historia es un ejemplo típico de la historia de una casta esposa falsamente acusada y repudiada, por el testimonio de un pretendiente rechazado.

Capítulo 1 Paloma

La aurora del Evangelio comenzaba a iluminar con su luz fraternizadora a Alemania, que entraba en un nuevo período de dicha y prosperidad, al dulcificarse las costumbres de sus naturales con el contacto de los primeros propagadores del cristianismo entre los germanos; el suelo, hasta entonces inculto y estéril, recibía también de mano de sus primeros cristianos una labor fecunda, que, insensiblemente, iba convirtiendo en ricos campos productivos y en jardines llenos de florea los extensos y sombríos bosques de la Germania.

Este notable progreso llenaba de satisfacción a la mayor parte de los señores alemanes, que eran los primeros en reconocer y acoger favorablemente la benéfica influencia de la nueva doctrina.Por esta época, es decir, hace ya muchos siglos, vino al mundo paloma, hija del duque de Brabante, gran señor a quien todo el mundo admiraba, tanto por su intrepidez y arrojo en los combates, como por sus generosos sentimientos, su incorruptible justicia y su amor al prójimo, cualidades que adornaban igualmente a su esposa la duquesa, hasta el punto de que podía, decirse de ellos que eran dos cuerpos y un alma. Puede deducirse de aquí la educación que recibiría paloma que era su hija única, y a la que Amaba con una ternura inefable. Mostró ésta, desde su más tierna infancia, una clara inteligencia, un corazón noble y sensible, y un carácter poco común, por la mansedumbre, modestia y amabilidad que la adornaban.

Si la duquesa, siguiendo la costumbre de aquel tiempo, sentábase al torno para hilar, la pequeña paloma, que apenas tenía, cinco años, situábase en un taburetito junto a su madre, y aprendía a manejar el huso con sus tiernas manitas, acabando por sacar de su rueca hilos muy delgados y perfectamente torcidos. Mientras tenía lugar esta labor, todos los que la presenciaban quedábanse prendados de la niña, al escuchar las ingeniosas preguntas que dirigía a su madre y las oportunas, claras y precisas respuestas que daba cuando aquélla preguntábale a su vez, dando a conocer, con una discreción tan superior a su edad, que con el tiempo llegaría a ser una criatura extraordinaria.Cuando ya, al contar diez o doce años, veíasela en la iglesia, arrodillada, ante el altar, entre el duque y la duquesa, sobre un reclinatorio de púrpura, al contemplar su bellísimo y agraciado rostro, en el que se retrataba la más pura inocencia, su rubia cabellera, flotando en largos y ondulantes rizos sobre la espalda, sus hermosos ojos azules, de mirada humilde y cariñosa a la par, se habría confundido fácilmente con un ángel bajado del cielo. Esta semejanza resaltaba, sobre todo, cuando aparecía en la choza de un pobre, como un verdadero ángel de caridad y consuelo. Repartía entre los niños indigentes vestidos hechos por ella misma, y a menudo veíasela distribuir a las madres el dinero que su padre le daba para que lo empleara en adornarse. Apenas amanecía, unas veces, y otras cuando el crepúsculo bajaba a la tierra, se la podía ver, con una cesta de provisiones en el brazo, encaminarse presurosa a la morada de los enfermos, llevándoles alimentos con que restaurar sus perdidas fuerzas, y frutas exquisitas, que aun eran muy raras en Alemania, las cuales las había recibido como regalo, y de las que se privaba para obsequiar a su vez a los indigentes.

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