Una minihistoria de romance. . . . . . gratis
Termine dejando apoyada mi cabeza contra el cristal del auto de papá, rogando que una bala perdida impactara contra el cristal acabando con mi sufrimiento, tal vez eso seria una dolorosa lección para mis padres quienes decidieron que deberíamos mudarnos al otro lado del océano para tener "Un nuevo comienzo". Perdonen mi ignorancia, pero no creo en los nuevos comienzos, o bueno no por ahora, aun me encuentro en la adolescencia, suficientes desgracias en mi vida por ahora.
La nueva casa era grande, demasiado espaciosa para mi gusto, parecía una casa para una familia de 5 o tal vez 7 integrantes, lo único que me faltaba era que mis padres comenzaran con la fábrica de bebes. Mi habitación no estaba mal, pero tampoco estaba bien, aun extrañaba mi antigua y pequeña habitación, las cosas nuevas apestan, esta casa apesta, esta nueva ciudad apesta y estoy segura que mi nuevo colegio sera el mas grande, inmenso vertedero.
- ¿Que te parece tu nueva habitación? - mi padre me sujeto por los hombros apoyando su mentón en mi cabeza - Es muy grande, puedes....
- Extraño mi antigua habitación - solté triste - Mis amigos.
- Harás nuevos amigos...
- Nunca fuiste el chico nuevo, todos me verán como un bicho raro - me aleje molesta - Me siento sola.
- Bueno no estas sola en eso - volvió a abrazarme - Yo también seré el chico nuevo en mi trabajo y tu madre en el suyo, sufriremos contigo.
- No es lo mismo - dejo un beso en mi frente - Ustedes son adultos.
- Cuando crezcas, verás que no hay mucha diferencia - puse los ojos en blanco al escuchar lo ridículo de su comentario - Además quién sabe - se alejo un poco para verme - Tal vez por fin encuentres a alguien especial, tan apuesto como tu padre, inteligente y...
- Papá - aleje sus manos de mis hombros - No creo encontrar a alguien que me haga no odiar este lugar.
- Una vez dije eso - llevo su mirada a la puerta cuando se escuchó un cristal romperse - Y ahora esa persona acaba de romper algo.
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El vecindario me parecía demasiado rural, no me sorprendería ver a un hombre montando un caballo, no puedo creer que mis padres dejaron una hermosa ciudad por este lugar. Lo primero que hice al llegar a mi nuevo colegio fue observarlo por unos segundos, me sentía muy aterrada, no solo por comenzar en otra ciudad, lejos de mis amigos, de casi toda mi familia. Sabía que no tendría muchos amigos, porque no se me daba muy bien el concepto de hacerlo, a duras penas pude hacer algunos, pero tuve que dejarlos atrás.
Caminaba por los pasillos buscando mi salón, me encontraba tan perdida, pero sentía tanta pena hablar con alguien para pedir ayuda. Termine apoyándome en una pared conteniendo mis ganas de llorar cuando el retumbar de unos pasos llamo mi atención. En ese momento el mundo se detuvo para mí, quedé perdidamente enamorada de él, de un completo desconocido, sin que me hubiera dicho una palabra.
Cuando lo vi acercarse a mí con una sonrisa, mi corazón se detuvo, mi respiración comenzó a fallar, me encontraba tan aterrada que las palabras no hubieran salido de mi boca en ese momento.
Nunca sentí tanta vergüenza en mi vida como hasta ahora, tuve que reunir tanto valor para dedicarle una sonrisa, repitiendo una y otra vez, dentro de mi cabeza, lo que tenía que decir, un saludo rápido y conciso. Pero no pude decir nada, ya que solo pasó a mi lado ignorándome por completo, volteé de inmediato notando que se encontraba saludando a una mujer que estaba a unos metros de donde me encontraba, bajé la mirada cuando me di cuenta de que esa sonrisa no había sido para mí, para tratar de no sentir tanta vergüenza comencé a caminar casi corriendo por el pasillo, alejándome lo mas que podía del lugar, pensar en regresar a casa y pedirle a mis padres que me cambiaran de colegio.
- ¿Eres la nueva niña, verdad? - una mujer alta vestida de negro, salio de la nada, o bueno, tal vez de algún lugar pero me encontraba tan distraída que no pude notarla hasta que hablo - De seguro estás perdida, dejame ayudarte.
Luego de unos minutos logré llegar a mi salón, fui presentada delante de todos, pensé que todo el salón me trataría diferente, de que me harían a un lado, pero no fue así. Fui aceptada como una vieja amiga que volvía al colegio, me hicieron sentir como parte de ellos, tal vez podría darle una oportunidad a este lugar.
Cuando nos encontrábamos en el receso, algunos compañeros fueron lo suficientemente amables de llevarme a recorrer las instalaciones del colegio.
- Mira aquí se encuentra los salones de ultimo año - señalo una de mis nuevas compañeras - Estamos genéticamente programados para odiarlos, no lo olvides, nosotros somos mejores.
- ¿Por que? - me quede viendo ese salón, pero al ver salir a aquel hombre con un maletín mi corazón volvió a latir como un loco.
- Porque se creen mejores - resoplo mi compañero - Piensan que somos tontos por ser los mas jóvenes del lugar.
Me quedé examinándolo por unos segundos logrando que mis compañeros se dieran cuenta del rojo de mis mejillas.
Mi vergüenza creció aún más cuando me dijeron que se trataba de un profesor, el señor Fiore impartía las asignaturas de Física, Matemáticas, Economía e Historia, era uno de los profesores más cascarrabias del colegio, podía entenderlo por cómo había sido recibida, estoy segura de que tenía que ser muy autoritario para lograr mantener a raya a todos sus alumnos. Pero todos, absolutamente todas las personas que se encontraban acompañándome, lo describían como un dictador, alguien que los odiaba que solo iba a su salón para impartir su clase, y largarse.
- Desde que comencé a estudiar en este lugar nunca lo he visto sonreír - menciono nuevamente aquella chica - Dudo mucho que pueda hacerlo.
- Yo nunca lo he visto bostezar - menciono otro chico - Parece que nunca se aburre.
- Yo.... Yo lo vi sonreír - se me quedaron viendo - Tiene una sonrisa muy agradable.
- El profesor Fiore sonreír - hizo un gesto de miedo - Eso debió ser muy tenebroso.
- Muy aterrador - agrego la chica.
Para no sentirme tan abochornada, tuve la suficiente confianza de decirles lo que había sucedido, pero claro, sin mencionar que me había parecido el hombre más atractivo del mundo.
- Antes que lo olvide - me sujeto el brazo - El viernes tenemos clases con el profesor Fiore, trata de no olvidar traer tus libros, él siempre se molesta cuando no te ve haciendo algo en su clase.
- Claro muchas gracias - me quede viéndola intentando recordar su nombre.
- Melanie - me sonrió - Vamos, la siguiente clase está a punto de comenzar.
Capítulo 1 .
25/08/2024
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