Ocho Años Para Un Nuevo Destino

Ocho Años Para Un Nuevo Destino

Gavin

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Capítulo

En la gélida noche de mi muerte, el hombre que juró protegerme, mi prometido Alejandro, me apuñaló repetidamente. Con mi último aliento, le pregunté por qué. Su respuesta fue un nombre: Yaiza. Él creía la mentira de una mujer frágil y silenciosa, una mentira que le costó a mi familia nuestro imperio y a mí, la vida. Me mató por una fantasía, convencido de que yo había dañado a su "verdadero amor". "Te maldigo, Alejandro Lizárraga", siseé mientras la vida se me escapaba. "Mi muerte no será en vano". Pero en lugar de la oscuridad eterna, desperté. Estaba en mi lujosa habitación, ocho años en el pasado, en el día de mi cumpleaños número dieciocho. Esta vez, el papel de víctima ya no me quedaba.

Capítulo 1

En la gélida noche de mi muerte, el hombre que juró protegerme, mi prometido Alejandro, me apuñaló repetidamente.

Con mi último aliento, le pregunté por qué. Su respuesta fue un nombre: Yaiza.

Él creía la mentira de una mujer frágil y silenciosa, una mentira que le costó a mi familia nuestro imperio y a mí, la vida. Me mató por una fantasía, convencido de que yo había dañado a su "verdadero amor".

"Te maldigo, Alejandro Lizárraga", siseé mientras la vida se me escapaba. "Mi muerte no será en vano".

Pero en lugar de la oscuridad eterna, desperté.

Estaba en mi lujosa habitación, ocho años en el pasado, en el día de mi cumpleaños número dieciocho.

Esta vez, el papel de víctima ya no me quedaba.

Capítulo 1

Selena PdV:

La muerte me encontró en una gélida noche de invierno, no en el regazo de un amor, sino bajo la hoja de un cuchillo empuñado por el hombre que juró protegerme.

El acero se hundió en mi carne. Un dolor agudo. No fue una muerte rápida.

Sentí el frío del aire de la cabaña en Chihuahua. Mi sangre caliente se escurría.

Alejandro, mi prometido de toda la vida, me apuñaló. Una vez, y luego otra.

Mis ojos buscaban una respuesta en los suyos. Solo encontré un odio puro.

"¿Por qué?" mi voz salió como un susurro roto.

Él no respondió con palabras, sino con otro golpe. La cuchilla encontró mi corazón.

La vida se escapaba con cada aliento. Mi mente se inundó de imágenes.

Nuestros años juntos. Las promesas susurradas bajo las estrellas. Su mano en la mía.

Mi familia, los Esteve, habíamos levantado a los Lizárraga. Los habíamos ayudado a consolidar el "Grupo Alfa". No buscábamos poder, solo alianzas.

Él nos pagó con traición.

Destruyó mi reputación, desmanteló nuestro imperio, nos dejó en ruinas.

"¿Por qué?" Volví a preguntar, con la garganta llena de sangre.

Su mirada fría se posó en mí. "Por Yaiza. Por lo que le hiciste."

Yaiza. El nombre resonó. Una joven callada, frágil. Una figura casi olvidada.

Él creía su mentira. Creía que yo la había dañado. Qué ciego.

Sentí una furia helada. Me había matado por una fantasía.

"Te maldigo, Alejandro Lizárraga," siseé. "Mi muerte no será en vano."

Otro golpe, el último. Todo se volvió negro. El frío se apoderó de mí.

Pero luego, la luz. No la luz del más allá, sino una luz brillante.

Un sonido amortiguado. Una voz familiar. "¿Mi señora? ¿Está bien?"

Abrí los ojos de golpe. Mi corazón latía con fuerza.

No estaba en la cabaña. Estaba en una habitación lujosa, cálida.

Mi doncella, Elena, me miraba con preocupación.

Me senté, aturdida. La ventana. Una vista que recordaba, pero que había creído perdida. La bulliciosa ciudad de México, edificios brillantes.

"Mi señora, ¿quiere que la ayude a vestirse? Su fiesta de cumpleaños es en unas horas." Elena sonrió.

Mis manos. Las miré. Eran pequeñas, suaves, sin cicatrices. Las manos de una joven.

Mi cumpleaños. Mi dieciocho cumpleaños.

Ocho años en el pasado. Había regresado.

Una segunda oportunidad. Esta vez, el papel de víctima ya no me quedaba.

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