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Capítulo

Epifanía: manifestación o aparición. Un momento de sorpresa y revelación. ¿Destino o coincidencia? ¿Albedrío o control? ¿Amor u odio? ¿Quién dijo que nada está escrito, cuando cada decisión nos lleva a nuestro destino?

Capítulo 1 PRÓLOGO

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La doctora Smith se levantó sobresaltada por el zumbido de su celular. En la pantalla aparecía "Dr. Lee". Se tapó la cara con la almohada y soltó un gruñido de frustración. Mientras contestaba y hablaba con el doctor, pensaba en lo duro que han sido todos estos años. El graduarse de medicina a los 21 y conseguir sus dos doctorados en cirugía a los 23 siempre fue algo que sus colegas admiraban y le trajo muchos reconocimientos, pero al tener el respeto de los demás, también era la primera a la que consideraban para cualquier situación. Se levantó y se puso su ropa de trabajo. El doctor Lee le había explicado lo ocurrido. Una pareja de esposos habían sido víctimas de un incendio. A ellos los habían perdido antes de subirlos a la ambulancia, pero a su pequeña hija de cuatro años la habían sacado a tiempo, al igual que a su niñera y ama de llaves de la familia, aunque la niña tenía serias complicaciones debido a una caída. Al estar su alcoba en el segundo piso de una mansión italiana antigua, las escaleras colapsaron por completo llevándose a la niña con ellas. El ama de llaves presentaba heridas menores.

La doctora Smith salió de su departamento y se dirigió hacia el hospital en el que trabajaba. En el camino pensó que debió decir que no podía ir porque tenía sueño y no se sentía de humor para otra emergencia, obviamente lo habría dicho de una forma educada pero el mensaje era el mismo; de hecho, estaba por negarse, pero algo en ella la orilló a aceptar. No sabía explicarlo. Suponía que había estado sola desde muy pequeña y podría ayudar a la niña a procesar la muerte de sus padres y a seguir adelante como lo había hecho ella. Llegó al lugar, la pusieron al tanto con los últimos detalles y luego del habitual proceso de desinfección y esterilización, entró a operar a una pequeña niña de cabellos castaños rojizos y unos ojos pardos que empezaban a cerrarse por la anestesia.

Cuatro horas después, al haber reparado los daños internos y dos o tres huesos rotos, Anne Smith estaba agotada. Faltaba media hora para las siete de la mañana que iniciaba su turno y estaba realmente exhausta, pero a las nueve de la mañana, hora en que la niña despertó y la recibió con una hermosa sonrisa con dos hoyos que esperaban a sus dientes permanentes, todo el agotamiento abandonó el cuerpo de Anne y un escalofrío la recorrió desde la coronilla a los pies. Sabía que esa niña era especial. Desde la llegada de la niña, Anne supo que esa pequeña le desordenaría la vida por completo, y así fue, pero lo hizo de una manera tan hermosa que luego de años y años, Anne no podría recordar cómo era su vida sin ella.

A la semana siguiente, Anne y la pequeña eran muy buenas amigas; al mes, Anne le llevaba golosinas de contrabando y la niña le obsequiaba lo que hacía en el área de recreación; a los tres meses, Anne Smith vivía con la pequeña Chloe Elizabeth Smith en su departamento. El ama de llaves tenía la custodia de la niña al morir sus padres y algo en ella le decía que la doctora Anne sería la madre perfecta para la pequeña. Le entregó a la niña y le rogó que la protegiera de todo peligro. Dijo que su destino era ser grande y poderosa y que debía mantenerla a salvo, la mujer le dio una gran lista de recomendaciones, así como también le contó una historia que para Anne no tenía sentido al inicio, pero que después de haberla oído por completo, confirmó sus sospechas. La niña no solo era especial, era única, valiosa y era necesitada por mucha más gente de la que se podría imaginar. Anne, después de meditarlo brevemente, accedió y prometió cuidar a Chloe hasta que llegase el día de que su destino se cumpliera. Ambas iban a hacerse compañía y cada una ayudaría a la otra con su soledad.

La vida luego de ese día fue, de alguna inusual manera, perfecta para Anne y la pequeña Chloe, y la doctora siempre agradecerá al cielo el haber recibido esa llamada a las dos de la mañana.

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