Amelia GarcÃa, siente una atracción hacia el amigo de su padre; sin embargo, no se imagina que Daniel siente lo mismo. El destino hará que se unan, desatando asà una pasión prohibida. Él como buen maestro le enseñara sobre el placer sexual y ella lo tomará como una buena alumna, pero ¿Qué pasara cuando todo salga a la luz? Descúbrelo en esta historia.
Narra Amelia
Terminé de prepararme, baje las escaleras, al llegar mi padre estaba ahÃ.
-Diviértete, pero todo con precaución-dijo antes de darme un beso en la frente. Sabia que para él era dificil dejarme ir a una fiesta y de quedarme a dormir a la casa de una de mis amigas. Desde que mamá murió se volvió sobreprotector.
-Si papá, no te preocupes-respondÃ
Luego salà de la casa, Jaime el chófer me llevó al club donde mis compañeros decidieron celebrar nuestra meta de habernos graduado de secundaria.Era un acontecimiento que comenzaba marcar nuestras vidas, estaba lista para madurar, convertirme en un adulto responsable, aunque me daba algo de ansiedad y miedo. Estaba dejando de ser una niña de papi para comenzar a convertirme en una joven universitaria y en una mujer adulta.
Minutos después llegamos, salà del auto e ingrese. El ambiente era espectacular, la música era genial. Mis amigas y yo bebimos, ellas estaban acompañas de sus novios. Yo no tenia y el tema del sexo era algo del cual me sentÃa como una chica tonta e inexperta y de hecho lo era, ya que todavÃa era virgen. Sin embargo, una mis metas era perder mà virginidad, solo que muy dentro de mà deseaba que fuera con el hombre del cual estaba completamente enamorada. Era por él que nunca me atrevà hacerlo con alguien más, sabÃa que mà deseo jamás se cumplirÃa, ya que este hombre era el mejor amigo de mà padre, él solo me veÃa como una niña.
Con el pasar de los minutos comenzaba a sentirme mareada, necesitaba refrescarme un poco, asà que me levanté para ir al baño, caminé algo desorientada, todo mà alrededor parecÃa moverse, comencé a sentir mucha calor y empezaba a sentir que no podÃa respirar, llegué al baño de mujeres el cual estaba vacÃo, tomé agua con mis manos, mojé mi rostro con el propósito de restablecerme, pero claramente no funcionaba, no me sentÃa tan ebria como en otras ocasiones, está vez era diferente porque sabÃa que no habÃa tomado mucho con mis amigas. En ese momento escuché la puerta del baño abrirse, volteé a ver quién habÃa entrado y me sorprendà al ver a Marcos ingresar. Él era uno de mis compañeros, tenia una reputación de mujeriego.
-¿Qué haces aquÃ?-pregunté sin comprender su presencia, él no digo nada, simplemente se acercó y me tomó por la cintura, comenzó a besar mi cuello con brusquedad mientras me sostenÃa fuertemente-. ¡Déjame!-le grité tratando de huir de él, sin embargo, no pude alejarlo de mÃ, solo pude cerrar los ojos de la impotencia rezando para que alguien entrará y me ayudará.
De repente sentà un empujón, cuando volteé a ver lo que habÃa pasado me encontré con el rostro de Daniel, el mejor amigo de mi padre, el hombre del cual estaba enamorada, sostenÃa fuertemente a Marcos de la chaqueta, su mirada era de odio, una que nunca habÃa visto, pude ver cómo golpeó a este chico con su puño directamente en su rostro, Marcos se quejó del dolor, su nariz no tardó mucho en sangrar.
-¡Lárgate de aquÃ!-le dijo Daniel con una mirada que parecÃa querer asesinarlo.
Marcos salió a toda prisa como el cobarde que era. Daniel y yo nos quedamos en el baño solos.
-¿Qué haces aquÃ?-le pregunté realmente sorprendida por verlo, llevaba más de seis meses sin ver su rostro, no sabÃa el motivo por el cual me estaba evitando, él se acercó hasta quedar a pocos centÃmetros de distancia.
-Luego te respondo eso, primero dime ¿te hizo algo ese imbécil ?-interrogó con una mirada de preocupación, mientras tocaba mà mejilla con una de sus manos, ese simple roce fue suficiente para que mà corazón se acelerará
-Estoy bien-afirmé perdiéndome en sus ojos verdes-. Si no hubieras llegado a tiempo él me hubiera...
-No lo digas, solo el hecho que te tocó me hierve la sangre-me interrumpió.
-No le digas nada a papá, si se entera no me dejará salir de casa, lo conoces y sabes cómo es él-le pedÃ.
Daniel me veÃa de una manera muy dulce como lo solÃa hacer.
-No te preocupes, será nuestro secreto-me dijo acariciando de nuevo mà mejilla, no pude evitar estremecerme; sin embargo, me mareé en ese instante, tuve que colocar mis mano sobre su pecho para sostenerme-. Al parecer bebiste de más-comentó con su exquisita voz ronca-. Será mejor que te lleve a casa, no quiero que te pase nada malo, eso no me lo perdonarÃa-pronunció con cariño, aunque él siempre me hablaba como un padre protector, está vez sentà sus palabras de otra manera. Él, ha sido él único hombre que me ha hecho sentir cosquilleos en el estómago con solo verlo. Sus hombros eran anchos, cuerpo corpulento, ojos perfectos verdes y una sonrisa irresistible. He estado enamorada de él desde que comencé a interesarme por el sexo opuesto. Él solÃa visitar mà casa con frecuencia desde que era una niña pequeña, por supuesto que debÃa hacerlo porqué era mejor amigo de mi padre. Cuando era una niña me recogÃa de la escuela cuando mà padre tenÃa que trabajar hasta tarde, o se quedaba y me arropaba. Con solo pensar en Daniel mojaba mis bragas, hasta me masturbaba pensando en él cuando veÃa pelÃcula eróticas, fantaseaba con que él me follaba y que me enseñaba todo sobre el sexo, era un deseo que me quemaba por dentro. El solo pensamiento de él sobre mà hizo que mi cara se pusiera roja de la vergüenza en ese momento-.¿Por qué te has sonrojado?-preguntó con una sonrisa encantadora.
-Por nada-le dije apenada por mis fantasÃas sexuales, luego me alejé levemente de él.
-¿Sabes? Tienes el rubor más dulce que he visto-dijo, sus palabras me apenaron aún más-. Te quiero pedir una disculpa por haber desaparecido por estos meses, tengo una razón por lo cual lo he hecho, pero te lo diré a su debido momento-agregó en un tono misterioso. No sabÃa a qué se referÃa, no tenÃa idea del porque se habÃa alejado de mÃ, pero estaba contenta de que estuviera aquà conmigo y que me hubiera protegido de ese tipo asqueroso.
-Me alegro haberte encontrado aquÃ, espero no estar interrumpiendo algo-fue lo único que le pude decir, en ciertas ocasiones lo veÃa llegar a las fiestas que se organizaban en mi casa con algunas mujeres, pero hace un año que no lo veÃa con ninguna. Supuse que si él habÃa venido a este lugar era porque estaba acompañado.
-No interrumpes nada. En realidad solo vine acompañar a un amigo-respondió a mà angustiada idea-. ¿Sabes? te compre un regalo de graduación lo tengo en mà departamento-me informó con una increÃble sonrisa perfecta.
-¿En serio? Me muero de las ganas de verlo-le respondà con emoción, pero en ese momento, me volvà a marear un poco, mà vista se volvió borrosa, Daniel me sostuvo rápidamente.
-Temo que no estás asà por el alcohol, al parecer te han drogado, seguramente algunos de esos chicos tiene algo que ver-comentó-. Será mejor que duermas en mà departamento, Fabián no puede verte asÃ-agregó refiriéndose a mà padre, él tenÃa razón, además tenÃa su permiso de dormir en la casa de Susana, todas nos Ãbamos a quedar ahÃ.
Daniel, tomó su celular y llamó a su chófer. Luego salimos del baño hasta llegar a la salida del club. No me despedà de nadie, simplemente le envié un mensaje a Susana que regresarÃa a casa aunque no era verdad.
-¿Cómo te sientes?-me preguntó Daniel durante el camino.
-Un poco mejor, creo que él efecto está pasando-le confirme.
-Quizás no bebiste mucho de la bebida que te dieron y por eso el efecto ya esta pasando-pronunció unos segundos antes del que el auto se detuviera frente a su edificio.
Bajamos e ingresamos, luego tomamos el elevador hasta llegar a su puerta, me invitó a pasar de inmediato, era la primera vez que conocÃa su nuevo departamento, cuando se encendieron las luces pude ver lo elegante que era el lugar.
-Esto es hermoso-dije asombrada.
-No tanto como tú-dijo él, luego me dio una pequeña bolsa de regalo-. Feliz graduación, ahora eres una adulta-agregó observándome de una manera que no pude descifrar.
-Gracias-le pude decir tomando su regalo, cuando lo abrà pude ver una pequeña caja negra, dentro de está pude ver un collar fino que tenÃa un dije en forma del ave fénix: era el favorito de mà madre, no pude evitar conmoverme-. Es perfecto-pronuncie con la voz entre cortada.
Él tomó mà manos y me vio con ternura.
-Ella estarÃa orgullosa de ti-pronunció, me habÃa comentado que mà padre, mà madre y él eran amigos desde la secundaria. Cuando querÃa saber algo sobre ella siempre le preguntaba a Daniel, ya que no querÃa poner triste a mà padre preguntándole cosas sobre ella, sabÃa que él la extrañaba y que aún la seguÃa amando. Ha estado solo desde la muerte de mà madre y eso me entristecÃa-. PermÃteme ayudarte-se ofreció tomando el collar, luego se colocó detrás de mÃ, con su mano hizo un lado mà cabello, su tacto estremeció mà cuerpo, mà corazón comenzó a latir con mucha rapidez. Después sentà sus dedos sobre mà cuello deslizándose lentamente como si disfrutará tocar mà piel, luego pude sentir su respiración cerca de mà oreja, la temperatura en la habitación parecÃa haber subido-.Tu olor me fascina, hueles a inocencia-dijo de repente, eso provocó que me diera vuelta y lo viera a los ojos, la expresión de su rostro era una que nunca habÃa visto antes. Sus ojos parecen cambiar de verde a un tono oscuro profundo, sus palabras me indicaban que él me estaba hablando con deseo, pero no estaba segura si era real o estaba soñando. En ese momento iba a decirle las palabras que siempre habÃa querido confesarle, no sabÃa si era la adrenalina del momento o el pequeño efecto de la drogas, pero estaba decidida en pronunciarlo.
-Daniel-dije su nombre observado sus ojos-. Tu siempre me has gustado-finalmente esas palabras salieron de mà boca, bajé mà mirada un poco avergonzada-. Sé que eres amigo de mà padre y que seguramente me veas con una hija, pero yo no te veo de esa manera paternal-agregue-. También estoy consciente que no soy como las mujeres que sueles salir-agregue sintiéndome poca cosa.
-MÃrame -dijo él levantando mà barbilla levemente para que lo viera-. Tu eres perfecta-respondió muy cerca de mis labios-. Desde hace mucho tiempo te he deseado-pronunció las palabras que querÃa escuchar. Pensé que estaba soñando, esto solo pasaba en mis fantasÃas. Me quedé en silencio perdiéndome en sus ojos, si esto era un sueño no querÃa despertar jamás, sin embargo, me di cuenta que esto era real, en ese momento me atrevà hacer algo que quizás nunca me hubiera atrevido hacer en otras circunstancias, lo besé levemente en la boca, fue uno fugaz, pensé que solo se alejarÃa de mÃ, pero no lo hizo, al contrario me tomó por la cintura y me beso apasionadamente empujándome hacia la pared, mà espalda chocó contra ella. Puse mis brazos alrededor de su cuello, sus besos eran deliciosos y profundos jamás alguien me habÃa besado de está manera, sentà un hormigueo entre mis piernas, podÃa sentir una palpitación en mà coño junto a una humedad, luego pude sentir su mano realizarse por mis piernas-.Dime si quieres que me detenga, no quiero obligarte a nada-preguntó deteniendo su movimiento.
Lo vi por unos segundos, estaba decidida a entregarme a él por completo. No podÃa pensar si esto era correcto o no, jamás pensé que él me mirarÃa de otra manera que no fuera como a una hija, pero me equivoque, él me veÃa como una mujer. No podÃa negar mà enamoramiento por él, querÃa que me hiciera suya lo más rápido posible.
-No te detengas-le respondÃ. Él sonrió levemente.
-De acuerdo, solo no tengas miedo, no te lastimare ¿ConfÃas en mÃ?-interrogó.
-Completamente-respondà cerca de sus deliciosos labios.
Él sonrió satisfecho.
-Antes dime, alguna vez te has masturbado o has visto pelÃculas pornográficas-quiso saber.
No comprendÃa a qué se debÃa su pregunta, pero en esos momentos y por la circunstancia la timidez se habÃa ido de mà ser.
-Si a ambas-respondà recordando como me tocaba pensando en él.
-Bien hecho-dijo contento-. Entonces, te enseñare el placer sexual que puede experimentar tu cuerpo. Seré tu maestro Amelia. ¿Entendiste?-preguntó, solo asentà con la cabeza-. Siendo asÃ, dime ¿Estas lista para sentir el verdadero placer?-interrogó ingresando sus dedos debajo de mis bragas, comenzó a mover sus dedos levemente sobre mà clÃtoris, se sentÃa tan delicioso que no pude evitar jadear de placer, no se sentÃa para nada igual a la manera que yo misma me tocaba: ¡ era mil veces mejor! No pude evitar cerrar los ojos para disfrutar del placer que estaba recibiendo.
-Si- contesté entre gemidos.
CapÃtulo 1 Episodio 1
05/09/2022
CapÃtulo 2 Episodio 2
05/09/2022
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CapÃtulo 29 Episodio 29
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CapÃtulo 30 Episodio 30
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CapÃtulo 32 Episodio 32
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CapÃtulo 33 Episodio 33
05/09/2022
CapÃtulo 34 Final y EpÃlogo
05/09/2022
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