Login to MoboReader
icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon
Otoño Bajo La Nieve

Otoño Bajo La Nieve

Rose Butterfly

4.8
calificaciones
5.1K
Vistas
3
Capítulo

¿Cuánto estás dispuesto a arriesgar por tus sueños?

Capítulo 1 Correr

Hay guerra de guerras, difíciles de pelear, difíciles de llevar, hay guerras que cuesta demasiado trabajo librar, no porque no seamos capaces o valientes, simplemente hay guerras que son demasiado para nuestro corazón.

"Qué crees que haces niña? qué en tu casa no te enseñaron cómo debe comportarse una mujer?" dijo la señora enojada con su mano abierta, dispuesta para abofetearla, se detuvo de repente porque sintió lástima por su frágil cuerpo delgado. "No vales la pena. Largo de aquí" Gritó. "No quiero tener que verte nunca más." Dijo mientras se adentraba en la casa.

Suspiró mientras se ponía de pie, revisó las heridas en sus brazos y piernas, recogió sus cosas y se fue.

´Hasta cuando la vida me jugará de esta forma?´ Pensó con amargura para sí.

Llevaba varios días sin comer ni dormir bien. Trabajó para la familia Duarte durante un mes, los primeros días habían sido agradables, aunque la señora de la casa la trataba como perro, los demás eran amables con ella, sin embargo en la última semana el señor Duarte había intentado sobrepasarse y ella tenía miedo. Quería irse desde que el acoso empezó, sin embargo no se atrevía pues en esa casa tenía comida, una cama, y bien o mal un trabajo digno.

Revisó su morral, ´Cepillo de dientes, peinilla para el cabello, dos camisas y unos vaqueros azules.´ Suspiró. ´Es todo con lo que cuento. Quizá no necesito más.´ Se dijo para consolarse. Miró en el bolsillo trasero. ´Tendré que dormir en la calle nuevamente.´ Miró al cielo con resignación.

"Realmente existes? Necesito de tu ayuda! Por favor!" Imploró al dejar caer una lágrima por su ojo izquierdo. Con desdén observó una se las bancas de un parque al otro lado de la calle. ´Te ves agradable, banca.´ Musitó en su interior. Mientras se acercaba al puente un par de chicos, podría jurar que podían estar entre los 24 y 26 años, se caminaban rápidamente hacía ella. ´Jesús, si estás ahí en verdad, este es el momento.´ Rogó en su interior. Aceleró discretamente el paso, estaba muy asustada. Notó que los hombres reían detrás de ella y avanzaban a paso rápido.

Miró hacia la salida del parque a una mujer con su pequeño, al parecer no era tan tarde, con agilidad caminó hasta ellos. En sus adentros sentía que corría, pero, mientras más se acercaba descubría que la mujer y el pequeño se alejaban un poco más, así que empezó a correr e inmediatamente sintió que los dos hombres de atrás hicieron exactamente lo mismo. ´¡Corre!´ Se animaba internamente. Finalmente cuando pudo ver otro paisaje diferente al parque una fuerte brisa tomó por sorpresa y con ella una luz, una luz que se sintió como un golpe, luchó por levantarse pero no podía, su cuerpo estaba completamente invadido por la luz y por más que intentaba no podía salir de ella, hasta que sin voluntad y sin saber porqué fue entregándose a la luz.

"Corre, cariño, debes correr." Oía muy distante. ´¡Mamá!´ Quería gritar. ´No me dejes, mamá.´

Despertó sin querer abrir los ojos bajó el cálido roce de una sabana gruesa, no había ruido, no había brisa. Suspiró internamente al creer que estaba soñando, ella no quería abrir los ojos, pretendía quedarse en esa sensación un tiempo más. De repente, los recuerdos de la noche anterior la invadieron. ´Los hombres... La brisa... La luz... ¿Qué fue esa luz?´ se preguntó e inmediatamente fue consciente de que le dolía el cuerpo, con dificultad abrió los ojos para toparse con una luz tenue que iluminaba la mitad derecha de la habitación ´¿Estoy en un hospital?´ Miró por todos lados hasta confirmar que sí lo era, su pierna derecha tenía una férula, al igual que su brazo izquierdo, tenía unas suturas en la cabeza y tenía banditas por todos lados.

Cuando por fin entendió que aquella luz que la golpeó parecía haber sido un auto, lloró por dentro y dijo en voz baja: "¿Qué clase de tonta eres eh? acaso tu madre no te enseñó como debe comportarse una mujer?" Suspiró sintiendo todo el peso de su desdicha.

´Jesús? Acaso estás esperando a que muera? Me recibirás en tu estúpido reino? Dime... ¿Qué tengo que hacer? ¿Qué pretendes que aprenda? ¿Acaso existes siquiera? ¿A quien le estoy hablando? ¡maldita sea!´

Lloró en silenció. "Por favor, Jesús, ¡socórreme!" Dijo en un hilo. Después de un rato se quedó dormida nuevamente.

Cuando despertó una enfermera le estaba cambiando la vía. "Despertaste, qué alegría." Le dijo. Ella sólo sonrió. "Cómo te sientes? Dentro de un rato vendrá el doctor a verte. Qué bueno que hayas despertado." Le dijo con una sonrisa.

Sin poder salir del letargo consiguió preguntar: "¿Qué hora es? La joven enfermera sonrió confundida. "Son las 11:35." Le respondió. Respiró con alivio. "¿Puedo pasar la noche aquí? Preguntó con ternura.

La enfermera confundida respondió: "Son las 11 de la mañana, y claro que pasarás la noche aquí, por lo que sé aun no te darán el alta, llegaste en muy mal estado, sin embargo te haz recuperado y te vas a reponer." Le dijo con dulzura.

"¿Me he recuperado? ¿Eh? ¿Anoche tuve el accidente?" Consiguió decir.

La joven poniendo la mano en el graduador de goteo le respondió: "¡Dios mío! de verdad estabas profunda, llevas aquí alrededor de dos semanas, nos preocupaba que no despertabas." La miró con lástima. "De verdad haz de haberlo pasado muy mal como para lanzarte así en medio de la carretera."

"No me lancé." Le respondió, pero sin ánimos de darle explicaciones. Analizó la habitación mientras la enfermera recogía su equipo, miró en su uniforme el nombre del hospital. Su cara palideció y casi sufre un colapso cuando leyó "Hospital internacional de Santa Elena" escrito en el vestido de aquella mujer.

´¿Cómo se supone que pagaré dos semanas en este hospital? Además aún no me dan el alta. ¿Qué voy a hacer? ¿Tonta, tonta, tonta, mil veces tonta!´ "¿Puedo irme hoy? Preguntó acelerada.

La chica confundida negó con la cabeza antes de tomar la perilla de la hermosa puerta de roble. "Oye, habla con el doctor, realmente no tengo dinero para pagar esto, llevo dos semanas aquí y aún no me darán el alta, ¡por favor!" rogó

La enfermera sonrió. "Tranquila, sólo concéntrate en mejorar, tu cuenta ya está pagada."

"¡Espera! ¿Pagada? ¿Mi cuenta está pagada?" Preguntó sorprendida y con un poco de temor.

"Sí, la persona con la que chocaste pagó tu cuenta." Le respondió.

"¿Quien es esa persona, puedo saber?"

"Es una mujer de una familia adinerada del país. Ahora ¡descansa!" Le ordenó antes de irse.

Seguir leyendo

Quizás también le guste

Capítulo
Leer ahora
Descargar libro