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Hacía tanto calor que ella sentía como si la estuvieran asando en el fuego.
Aturdida y somnolienta, Vivianna Carlewood tenía la visión borrosa cuando tanteo a su lado y encontró el brazo de una persona que yacía junto a ella.
Quería pedirle ayuda, pero su fuerte olor masculino la invadió dejándola atónita, mientras sus labios abiertos eran invadidos por la fuerza.
A pesar de que ella trató de resistirse, él no le dio una sola oportunidad, por lo que devoró sus labios sin amilanarse.
Ella pensó que debería estar sintiendo repulsión por ese beso, ya que era el de un perfecto extraño...
Entonces, ¿por qué estaba tan excit*da?
De pronto, sintió un intenso dolor en la parte baja de su cuerpo; era una sensación abrumadora que la dejó inmóvil.
.....
Muy temprano, por la mañana, la luz dorada del sol brillaba traspasando las lujosas cortinas de la ventana, e iluminaba todos los rincones de la sala palaciega.
La alfombra blanca estaba llena de ropa, la cual estaba tirada por todas partes, mientras el leve aroma de las personas que habían estado haciendo el amor en esa habitación persistía en el aire.
En la quietud de la habitación, la esbelta figura de una chica se podía adivinar debajo del fino edredón de dibujos dorados que cubría la cama.
Ella tenía un diminuto rostro ovalado, de rasgos delicados y hermosos. Su cara, tan blanca como la nieve, contrastaba con su cabello negro que caía suelto sobre sus omóplatos, donde unas manchas rojas marcaban tenuemente su piel
Era como si las frescas flores del cerezo adornaran todo su cuerpo.
Durante su profundo sueño, ella escuchó el sonido de la puerta que se abría de golpe y aunque no quería abrir los ojos, se obligó a despertar.
Entonces sus párpados se abrieron lentamente y al voltear hacia la entrada, ella los vio allí parados: su suegra, su cuñada y el feroz rostro de su marido Xenophilius Lambert la observaban detenidamente.
"¡Xenophilius!". Vivianna se frotó los ojos viendo la sábana que cubría su cuerpo, mientras recorría la habitación con la mirada para examinar el piso y la decoración que adornaba ese cuarto; de pronto, su mente se quedó en blanco por un momento.
¡Ese no era su dormitorio! ¿Qué significaba todo eso?
"¿Dónde estamos?", preguntó con semblante sombrío.
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