Embarazada del perverso CEO
ab
cabeza pasaba quería tener
trasonido en la mano. Sin poder creerlo me de
mbio, ese momento ni siquiera podía pensar en nada más que no fuera el pequeño que crecía en mi vientre. No
do por ser despiadado con sus contrarios en juicios. Invi
Por mucho tiempo no sabía lo que esa palabra representaba, pero ahí
r y los saltos alcancé a detenerlos po
toda mi vida junta. No cabía en mi pecho tanta emoción y sin pensarlo sal
momento me sentí plena. Que no necesitaba de nadie más qu
ltado positivo. Sin imaginar que con una locura hecha por mis ganas de sentirme bien, estab
madres y otras simplemente tomando un helado. Tendría eso, estaba convencida que mi hijo o hija iba a vivir todas
e uno estaba en la universidad y la otra en sus reunio
yunado, ni consumido algún alimento a lo la
o la sentía tan solitaria pese a que la única que estaba ahí era yo. Pero la sonrisa jamás abandonó mi rostro, tenía motivos para actuar así. No iba a permhacían olvidar que existíamos a su alrededor. Y que no a todos nos gustab
nrisa en la cara, la cual al desper
conmigo. Me pusieron a sudar, pero sabía
ntes a la oficina para adelantar lo que dejó pendiente el día anterior. Media hora antes del horario acostumbrado llegué. Arreg
en mí. Más sabía que solo era
n la paga tenía suficiente para los primeros meses sin tener preocupaciones, pero al menos quería asegurar un año más. Con lo ahorrado desde antes, tenía para ot
ba tan sereno si yo no tenía una sola idea de como tratarlo. Antes solo ignoraba saber
. - giré sobre
uvo. Volví a verlo. -
inó la
- sonaba cruel, pero solo lo estaba confirmando. - Lo pensé y llegué a la conclus
da. - ¿Me está pidiendo que me
pero no quiero que alguien ajeno a los dos me quite tiempo con él. Una pareja me imp
un error en mi oídos. Real
calmé para poder continuar. - Eso no le tendría porqué impo
soltó. - Lamento si te incomoda, pero tampoco t
esquina de la oficina sin entender aún lo que ocurría. - ¿Quien se cree? Su vi
uien que quisiera imponer algo co
renuencia a hacerlo a obedecer ante las exigencias absurdas de un hombre con
or nadie, ninguna mujer se había acercado a él y por lo poco que había leído en inte
a molestia que eso generaba, noté como se esforzaba por estar al pendiente de mi los días siguientes. El escritorio ordenó que lo pusieran en un sitio donde pudiera verlo d
mi trabajo. Debía ir al médico, pero el jefe necesitaba que le llevara ese informe rápido. No había nadie cerca, por lo cual decidí su
que la tenía detrás de mí. Bajé la mirada y un mareo me tomó al hacerlo tan rápido. Una mujer de cabello negro como la noche y mirada marrón oscuro
ría pasar vergüenzas con este tipo de incidentes. Quise bajar con cuidado, no ob
lpe, nec
al momento que su mano me t
que para conservar tu trabajo es mejor que no lo hagas
se. N
s. No pude contener el instinto de quere
lo que me esforcé para no vomitar encima
pude sostenerme antes de caer, golpeando mi vientre con la esquina del escritorio con
a se abrió y unos pasos apr
el jefe interrumpiendo el alegato de la mu
mi bajo vientre me hizo quejarme más y arrugar la cara. -
en brazos, a pesar del
que jamás, en esos meses trabajando para él habí
te estoy d
go a... - guardó silencio tensando la mandíbula. -
Pero solo comp
a sostener mi vientre cuando sentí el dolor
iendo que esa
ría decir, sin embargo ninguna palabra abandonó mi boca. Solo queria saber que estaba bien lo más importante de mi
idió permiso para tocarme no pude resp
e sus brazos. Ese aroma ya conocido inundó mis fosas nasales al tiempo que
cara se tornó más apacible y ese gesto regresó
istos por algunos empleados curiosos mientras su novia me veía con despre
taba a todo mundo del frente, totalmente espantad
ien, pero nada bueno pasaba por mi cabeza. Incluso cuando fui puesta en
er en mi vientre plano. Ninguna respuesta llegó, nos miró a los dos mientras est